lunes, 19 de marzo de 2007

DESIERTO


La habitación me ha parecido diferente al llegar a casa. Me ha pillado un chaparrón estúpido de camino, como si el nubarrón me siguiera a mí. Una vez en el 6º me recibe un sol perfecto que me anima a poner una lavadora ociosa y a disfrutar de la luz mientras recojo los restos del fin de semana.


Voy a estirar las sábanas cuando percibo un olor dulzón que no es el mío y me impulsa a meter las narices en algodón. Y allí está todo. He abierto la puerta de los recuerdos. Aparecen instantáneas de los últimos días. Cierro los ojos para verlas mejor. Vida. Risas. Buen rollo. Fácil. Breve. Dentro.


Un lugar que contiene el aleph. Pretérito, presente, futuro... todo ahí, condensado, transpirando. Y me bebo una Woll-Damm en la distancia y preparo cena para dos y miro con desconfianza ese lugar enorme y me acuerdo del Principito y tengo hambre y sed.


El desierto de la manta. Y el oasis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La facilidad es buena cosa si va bien acompañada.
A menudo recuerdo cosas solo adentrarme en olores. Que decir del olor a mar vaya donde uno vaya se queda grabado a fuego.
Buen blog. Pasare mas a menudo