miércoles, 16 de diciembre de 2020

SACIEDAD SEMÁNTICA


 

No sé si es el cansancio o alguna secuela del Covid19 pero últimamente siento que me cuesta un trabajazo encontrar la palabra adecuada.

Cuando lo hago -si lo hago- la repito varias veces en mi cabeza y con mi boca para fijarla y que no vuelva a perderse PERO a veces, en medio de ese proceso que se mueve entre el mantra y la posesión infernal.. ALEHOP,  la palabra se queda en mi lengua sin significado, como muerta. Entonces la escribo dudosa, la repito de nuevo, intento pensar en su origen y existencia.

Lo más efectivo es desandar el camino, recordar por qué he pensado en esa palabra, cuál era el contexto, adónde pretendía ir con ella...

 

Hace poco me pasó con la palabra DESDE y entré en un bucle tal que acabé buscándola en Google.

 

En el capítulo 6 de Ted Lasso hablan de esto. A 15 días de acabar el puto 2020. 12° y solecito. La casa huele a mapo tofu. En la serie, Dani Rojas grita: "¡El fútbol es VIDAAA!"

 

VIDA

Vida

VI - DA

vi - da

Viiiiiidaaaaa

 

¡Venga, vamos Mai!


viernes, 27 de noviembre de 2020

41 (cuarenta y uno)

En marzo nos descubrimos vulnerables como especie y en colectivo. Somos aún como polillas insistiendo en ir hacia la luz, en seguir con nuestras rutinas, en simular que aquí no pasa nada. En mi mente, hasta ahora, el 2020 ha sido profesionalmente más o menos esto: a ver cómo llega la primavera, joder tengo casi todos los síntomas, baja, tutorial express de Zoom, confinamiento, confinamiento, ¿y si me compro un anillo de luz para las videollamadas?, confinamiento, clases presenciales de básico cero con mascarilla enseñando pronunciación, ¿se puede uno reinfectar?, más clases con mascarillas japonesas de tela, mascarillas ffp2 y semiconfinamiento voluntario + toque de queda... 
En lo personal se resume en que he visto a mi familia directa 4-5 veces este año (dos antes de marzo) y otras tantas a mis amigos más cercanos excepto a Arturo y porque trabajamos juntos. Últimamente no hago nada más que leer de vez en cuando, escribir en privado para mí misma, escribir en público las cartas de mis ratones, dibujar y ver muchas series y pelis.

Nuestro cumple (el de Arturo y mío) es la avanzadilla del tema navideño y normalmente lo celebramos en privado aunque sea un ratito poniéndonos al día, reflexionando, dándonos energía suficiente para afrontar la preNavidad, la Navidad, los Reyes y el resto de tiempo hasta nuestro próximo cumple... este año será diferente. No pasa nada. Seguimos aquí y eso es lo importante. Estamos y es lo más importante. 

Gracias a Arturo por estar a mi lado enseñándome cosas importantes año tras año y, hoy, por sacar unos minutos de sus vacaciones para acercarse a la escuela, darme un abrazo y compartir este cumple. Gracias, claro, a los que siempre están ahí y, también, a los que han llegado nuevos... y a mis estudiantes/amigos o amigos/estudiantes que deberían tener una categoría propia en esta pandemia porque sin ser burbuja, sin ser "convivientes", paso más tiempo con ellos que conmigo misma. 

Hoy es nuestro cumple (el de Arturo y mío) y me han regalado vino, donuts, un pastel de chocolate casero, dinerín, libros, cartas, llamadas, mascarillas, mensajes y abrazos (1 físico y el resto virtual). No podría pedir más pero sí, me voy a pedir un ramen para cenar y terminar el día de celebración lluviosa por todo lo alto como la abuela que soy. Que estoy escribiendo lo saben aquí y around the world, claro.

Cuidaos mucho, porfa. 

lunes, 15 de junio de 2020

JOVEN


14/11/2016

    Tenían tres frases escritas en la pizarra. Mis estudiantes debían decidir cuál era falsa. Sabían que había dos verdaderas y que no había límite de preguntas.

1. He publicado varios libros.
2. Soy cinturón negro de kárate.
3. Fui 1ª en una competición de patinaje artístico.

Preguntan, preguntan, preguntan. Los pasados los llevan regular. Dylan L. me suelta a la cara:
- ¿Eras joven cuando ganaste la competición de patinaje artístico?

Pongo cara de abuela a la que han robado los papeles que ocultaba en las enaguas. Ejerzo mi poder como Yaya/profe suprema, amenazándole por lo bajini con quitarle puntos de la nota final por listo y me indigno, claro, porque yo sigo siendo joven, mucho más joven que el resto de gente que comparte año de nacimiento conmigo. Estoy hecha una pipiola, solo hay que verme, joder. Entrada en carnes, correcto. Con patas de gallo y cicatrices y polladas varias pero pibonazo del copón. Sin duda.

Lo que pasa es que llega un día en el que te obligan a ser mayor porque discutes con X al otro lado del teléfono sobre, por ejemplo, tu seguro del hogar y le pides, al pringao de turno, el nombre y los apellidos para cumplimentar bien la reclamación pertinente (y por darle entidad al árbol genealógico en el que te estás cagando) y X te responde algo estúpido tipo "En este momento no podemos atender su petición, manténgase a la espera y procederemos a derivar su llamada al agente designado correspondiente" y ahí justamente es donde se apoderan de ti los años que no aparentas. Me parece a mí que, igual, pueden más los años que los colmillos, por aquello de que sabe más el diablo por viejo que por diablo.

No soltemos las fanfarrias, amigos. A Vodafone y al resto de compañías colegas les importamos lo que viene siendo una MIERDA, seamos lo que seamos. Las telefónicas hacen guirnaldas con nuestros meses/años de permanencia y, amiguetes como son de las compañías de seguros, de mis cuatro perras anuales, sacan oro por K.O., por cansancio, por aquello de no volver a discutir, por no quedarse en espera chorrocientos minutos con la puta musiquita de turno. Nos ganan porque son un puto muro impenetrable y porque no nos hemos plantado. Ellos tiran de guion y nosotros

El tema es que, ya puestos en abuelismos, estoy haciendo un master express en "Tocada de cojones Big Time" y habrá que amortizarlo, ¿no?


PaYaso


La y griega mayúscula es primordial, es lo que le da tono a la palabra, lo que la convierte en un insulto y lo que la diferencia de una profesión.

Todos hemos sido paYasos en algún momento. No estábamos siendo graciosos, no llevábamos una nariz roja de plástico, no teníamos puta intención de comedia. Éramos patéticos y teníamos de payasos al uso, como máximo, los mofletes colorados. Como mucho. Clareana llamaba así a Rompepistas (Kiko Amat). Merecido. Solo -personaje de D. Trueba- era otro paYaso disfrazado de hippie filosófico cutrón. Merecidísimo, mal que me pese. No se puede hacer el capullo día tras día y pretender alabanzas.

¿Quién no la ha cagado a lo bestia alguna vez? ¿Quién no ha deseado tener una flor en la solapa que eliminara cómicamente la visión y el recuerdo de nuestra actuación patética? No aplaudáis, amigos, que estamos a mitad de espectáculo y queda medio feo. La pregunta es, ¿cuántas veces nos hemos ido a dormir felizmente después de mostrar nuestra faceta de paYas@? Cero o casi cero. Con suerte, un@ duerme lo que puede y se levanta -eso sí- abochornad@.


O yo tengo el mes cruzado, o hay una convención de paYasos en la ciudad, o son como putos Gremlins y la lluvia de estos días no está ayudando. Que no cunda el pánico, miraos las narices y alejaos de las bromas sin gracia y de los zapatones. Luego, si tal, ya hablamos.

(Sacado de los borradores de esta pandemia)









viernes, 17 de abril de 2020

ESTOY BIEN

Pues eso, que estoy bien. Lo digo en voz alta mientras tecleo para hacerme a la idea, para escucharme, para creérmelo.

Sí, sí. Confirmado. Estoy bien.

Apuntes a la afirmación:

- No hay foto porque no son horas, ni maneras, ni hace falta ninguna. Escribo en pijama porque es lo que hago cuando termino las clases online. Espero que lo de llevar tacones sea igual que lo de montar en bici y que Zara, Mango y demás tiendas de ropa hayan ampliado su catálogo de tallas grandes.


Hoy he terminado las clases a las 13.30 y he empezado a llorar a las 14.30. Está todo bien, no os preocupéis. Supongo que llevaba tiempo conteniendo emociones y han salido en tropel hoy. Que iba a pasar, lo sabíamos todos. Que no pasa nada grave, también lo tenemos claro. Que es necesario dejarse llevar y llorar lo que te apetezca, se aprende -en mi caso-. El detonante de la llorera ha sido un email diciendo que dos estudiantes extendían sus clases y que recibíamos a dos estudiantes nuevos en mis grupos. Comparado con un año atrás, el número de nuevos estudiantes es ridículo. En la situación actual, se siente parecido a ganar un premio.

A las 16.30 he llamado a mi padre pero no contestaba porque desde este martes ha vuelto a trabajar en la construcción. He llamado a mi madre para confirmar que estaban los dos bien y hemos hablado/ llorado/ reído casi una hora. Sí, sí, lagrimeo de coger pañuelos y no mear en dos días. Lo importante es lo de reírse y eso lo podemos hacer muy bien porque estamos bien. Esa es nuestra suerte. También es verdad que no nacimos grises y eso nos da cierto margen.

Mi madre me recordaba hoy que hace dos meses que no nos vemos. La última vez fue para celebrar su cumpleaños y por eso se acuerda. Echo de menos a mi familia de sangre (y a la otra también) y sé que no podré verlos en persona en un mes más como mínimo. Hablamos cada día y sé que están bien. A ratos los echo muchísimo de menos. Tengo miedo de que se me olvide cómo huelen.


Al colgar he visto que tenía un montón de mensajes en el Whatsapp y me he puesto muy contenta al leerlos. No pasa a menudo y por eso es muy bonito cuando un estudiante se convierte en amigo amigo (dos veces, porque es verdad) Sé que Nano y Carinne están bien y lo mismo de Luz, la niña verde, Chantal, Pavel, Jinny, Sebastian, Egle, Rosie, Claudia, Marcela, Zamira, Elena, Janina, Nay, Pavlo, Mateo, Jim y otros tantos nombres de personas que he tenido la suerte de conocer en mi trabajo.

Llevamos más de mes y medio encerrados en casa. Yo tengo la suerte de ver las 15 - 20 caras de mis estudiantes a diario. Hay días en que me levanto cansada de inicio pero es conectar Zoom y cambiar el chip. Hacemos clase mientras uno desayuna, la otra se saca las legañas, el otro nos cuenta qué serie está viendo, la otra se inventa palabras, el siguiente nos enseña los pollos que tiene en su casa, la de después comparte un poema, la otra aparece con una guitarra y canta... Gano el dinero justo para sobrevivir pero estoy entretenida 24/7. La verdad es que me dan la vida.

Hoy tengo el día tonto.
Y está bien.
No pasa nada.

Todo abrazo es bienvenido y recíproco.