sábado, 3 de marzo de 2007

APAGAR LA LUZ

Decía un amigo que las personas, en nuestros encuentros con otras, somos una suerte de luz en medio de la oscuridad. Un relampagueo en el camino que te muestra puntos que se escapaban a tu campo de visión y, de repente, puedes ver.

Cuando una luz te ilumina a lo largo de muchos días los ojos se te acostumbran. Pasó con nuestros padres: copiamos, como referencia, lo que ellos eran el uno al lado del otro. Y tuvimos que matarlos. A los dos. Porque no nos servían. Yo no quería estar en casa preparando la comida y viendo la tele, reservando la adoración para ese otro, esquivando los impulsos ajenos a él sin pararme a evaluar, buceando en mis memorias juveniles. Tampoco quería llegar a casa y comunicarme con un fantasma que repetía con convicción lo que había escuchado de Urdaci, lo que había oído en la escalera... Aburrido. Impersonal. Ajeno.

Yo tuve una llama que me alumbró durante casi 1.800 días, 43.200 horas, 2.592.000 minutos... y a veces me sorprendo haciendo las cosas sin pensar. Tengo que apagar ese reducto de luz para seguir caminando sin interferencias. Me cuesta aceptar que ahora puedo hablar, si me apetece, de lo que he cocinado esta tarde, o de las frikadas que he visto por las Ramblas, o de lo poco que me apetece cambiar de geografía. Es difícil. Esa luz me daba una tonalidad. Es cierto que no era la mía, que no estaba cómoda en ese blanco y negro... pero me estoy buscando, encontrando a ratos, perdiéndome por segundos, reencontrándome al instante y debo, quiero, ponerle un filtro a esto. Ser yo. Ahora.
Supongo que es una cuestión de tiempo. Me siento libre sabiendo que no lo soy, que tendré que hacer una carnicería para conseguir estar en el punto que me pertence a mí y a nadie más, del que no tengo referentes y que me da miedo.. Vacaciones de un minuto, según Maga. Pues eso es lo que voy a tener 12 horas al día, 30 minutejos por hora, como mínimo.

Se me ha caído una cerveza en el regazo. Adel me invita a unas cuantas más. Quizá él ha encontrado la respuesta, la tonalidad adecuada a este momento. Que no se diga.

Los sábados en las Ramblas están llenos de gente anónima y de risas de M.

Soplo. Vía libre. Y hoy hay eclipse lunar.

No hay comentarios: