A mí me dan pánico las aletas que aparecen, poco a poco, entre las aguas tranquilas de algún mar u océano. Hablo de lo que he visto en pelis y documentales. La única experiencia cercana que recuerdo fue en una playa donde un gilipollas con una de plástico atada a la mano simulaba en la distancia el ataque de un tiburón. Provocó el llanto de los niños y el tembleque de mis tobillos, abucheos y aplausos (cuando salió).
Lo mío, como decía, es un terror a las aletas salientes. Me la pela si pertenece a un bicho grande o pequeño, tiburón, ballena, piraña o merluzo. Bajo el agua imagino que haría las oportunas diferenciaciones (con muchos/pocos dientes, con/sin ojos, rápido/lento, solo/acompañado...) pero en la superfície... es que el mar tiene muchos años y más misterios escondidos.
Una aleta es amenzante porque nunca se sabe lo que queda del cuerpo del bicho por salir a flote... ni el hambre que tiene o lo listo que es. Aplicado al medio terrenal... un destello de malicia, de indecisión, en unos ojos que te cruzan. O te come un blanco o puedes acabar nadando con delfines... mientras tanto, peligro y en guardia.
1 comentario:
Fobias no superables: los perros
Fobias superables: los tiburones emergentes en algún lugar familiar para ti y para mi
Fobias con cicatriz: las traiciones, los abandonos, los descuidos y las confusiones de los delfines q cuido (y me cuidan a diario)
Me empiezo a inspirar, me voy otra ve a leer el dele jejeje
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