jueves, 15 de febrero de 2007

PALABRAS QUE DICEN

“La diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma que entre el rayo y la luciérnaga”.
Mark Twain




Me felicitaba E. por mi "templanza, buen carácter, amabilidad, constancia...". ¿Cómo? ¿Lo qué? ¿Yo? No es ofensivo pero es mentira. Cada cual nos pinta a su manera pero el retrato que me llega no tiene más que unas pinceladas de pintura que dicen parte de lo que soy. Le pido que no se asuste cuando me vea girar la esquina con el colmillo fuera, que me corte si me paso de lista, que no tenga problema en cuadrarse si no lo hago bien. No te guardaré rencor, mano derecha. Como bien dice la Pelocha, fuera del trabajo todos semos personas, pero dentro pocos aires que todos amanecemos con legañas y a cualquiera le entra un apretón con el puto café de esa máquina infecta. Prometo comprar cuando ahorre una cámara y grabar esas caras angelicales transformándose a la par que yo en los días grises. Me encantará, porque me va la caña, ver cómo la sonrisita matutina se vuelve amplia carcajada, el hola, buenos días, qué tal en un maldita zorra ayer me jodiste vivo, el qué educada y dulce eres en un poquito de por favor y buenas maneras, basta ya de prisas. A ver cómo nos van llegando... cada uno en su despacho y Dios en el de todos.


Andaba divagando y pensaba en la importancia estúpida que puede tener un diminutivo. "Un besito" puede ser ínfimo o tremendamente íntimo. No tiene sentido pero son demasiadas horas frente a una pantalla y ya sólo me comunico mediante 1 y 0.

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