
Los hombres que había visto en estos centros llevaban, prácticamente siempre, cara de estreñimientos, piel sudorosa, y arrastrar de pies. Hoy no he visto ni uno solo a excepción de los dependientes.
Me resulta curioso el fenómeno. Muchos hombres heterosexuales disfrutan de la erótica de la ropa interior, pero no la compran. Se limitan a consumir lo que se pone ante sus ojos. ¿Los tangas que se exhibían hoy estaban ahí para que yo me los comprara? ¿Algún macho ha entrado a hurtadillas y ha arrasado? ¿Alguien conoce a algún amigo de un amigo que lo haya hecho?
Creo que esto debería formar parte de las contingencias comunes. Igual que los condones. Si X tiene un culo precioso y estaría irresistible con unas bragas brasileñas... o si te ponen los gayumbos floreados... Cuántas tradiciones por romper y cuántas sorpresas por descubrir.
Y esa cama de dos metros esperando a que deje los desvaríos para comerme.
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