miércoles, 14 de febrero de 2007

CURRO, luego no existo


Me ha costado horrores levantarme esta mañana. Me mentalicé anoche pero me ha servido de poco...

Nada más salir de casa observo las primeras señales que indican que algo raro, y oscuro, se teje en el subsuelo... Voy en el autobús hasta el trabajo porque he vuelto a parar mil veces la alarma antes de arrancarme las legañas pero parece que la única estresada soy yo. Me tomo un café donde siempre pero hoy está el bar medio vacío. En el trabajo paso de profesora a coordinadora, después secretaria, otra vez coordinadora y finalmente fumadora en la terraza. Tengo que comprar regalos de cumpleaños para la mamuchi así que decido acercarme a una floristería para encargarle una planta o algún bicho verde con flores. Gente, gente, gente. Demasiadas flores en la calle....

Me acuerdo del Scouse y su puta nación. En este día de vergüencita ajena las parejas de ovejas se regalan cosas, se babean en público, caminan cogiditas de la mano, balan a la vez... Qué triste que alguien se acuerde de querer por un calendario, que se hagan regalos porque si no se enfada la parienta o el marío, que los restaurantes se llenen de conversaciones forzadas, que se folle porque toca...

Esa vuelta a casa con mirada de francotirador, ese paki vendiendo rosas por la calle a un señor que sale del sexshop, esas tiendas cargaditas de lencería (y vacías de entes masculinos)... Y se me hincha la vena y por no ponerme a blasfemar me encierro en la habitación y leo los comentarios de Eto´ó. Eso sí es amor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aisss... yo tuve mi cerveza de san valentín, con un colega, eh? Para recuperar líquidos de la capoeira. Si me llega a pasar algo hoy me muero del palo... no jodamos... estoy de acuerdo con maica: cualquier otro día merece ser festejado, sea para unas flores, para un par de palabras... es lo que hay. Pero también mola que la gente se alegre, mujer! Ale, ya sólo queda un minuto para que esto acabe

Anónimo dijo...

Crece la hierba en el primer cajón
de la estación de primavera.
Hoy nos espera besos a traición
y ruido de ventanas abiertas.

Arde una estrella entre nosotros dos
que no me deja estar tan cerca.
Si subes la escalera de color,
préstame pintura de guerra.

Quién necesita una canción de amor
cuando se tiene la violencia en vena.
Quién necesita una canción de amor
que viaja en carretera.

Crece la hierba en el primer cajón
de la estación de primavera.
Súbete niña, que se enfría la acera
y se largó besándome a tracción

Duerme la siesta sobre mi colchón
hay una fiesta en mi azotea.
Las flores secas de la habitación,
la última entrega de mi colección
de lunas llenas.

Quién necesita una canción de amor
cuando se tiene la violencia en vena.
Quién necesita una canción de amor
que viaja en carretera.

Crece la hierba en el primer cajón
de la estación de primavera.
Súbete niña, que se enfría la acera
y se largó besándome a tracción

Quique González