sábado, 10 de febrero de 2007

MIRILLA

Asomarse a la vida de alguien a quien hace mucho que no ves es, como mínimo, extraño. Uno sabe, de manera innata, que hay ciertos temas que no se pueden tocar sin más. Hablas del tiempo, del futuro... empiezas a contar tu día, saltas al pasado compartido...

A partir de ahí... es un misterio. Puede ser que des con la llave correcta que te salve del incómodo silencio. Puede que no interese el tiempo por venir sino el punto en el que te perdiste con esa persona, el porqué de tantos días de ausencia, las dudas estúpidas de quién dejó de llamar al otro. Al revés también funciona.

Los Gazmoños se descubrían una noche más ante mí. Desde hace tiempo nos vemos un día sí y otro también. En realidad explicamos historias que todos conocemos pero siempre sale algo nuevo. Interpretación, realidad, momento, confesión.

La Gazmoña, y yo misma, ignoramos el protocolo a seguir cuando X te enseña su coche nuevo. "Qué bonito... Me encanta el color azul/rojo/verde/furcia..." Pero no nos sentamos en el asiento del conductor ni entendemos de GPS ni pollas varias... como mucho llegamos a lo de es grande o pequeño, huele a nuevo, con culo o sin... Poco más.

De cuando trabajaba en La Corte -sección librería- recuerdo varias anécdotas. Un pilluli que chupaba la tapa de los libros de novedades. Un salido que venía cada viernes a que le recomedara algún manual de sexología y que se rozaba con el personal mientras preguntaba, señalando una foto, si había probado determinada postura. El loco que me pedía siempre libros de cuentos redondos. La abuela que quería uno con una foto de un lobo real y que acabó esperándome en la calle con su nieto...

De entre todas las anécdotas he rescatado esta noche una estúpida. Llegó el presidente de la ONCE -que conocíamos por el Telecupón de Carmen Sevilla- y me pidió "El Quijote", edición comentada de Francisco Rico, Paco para los amigos.
- Vamos a ver..- le dije al invidente llevándomelo a la sección clásicos - Perdón...
- Te has puesto roja.. no pasa nada, estoy acostumbrado...
- Sí -confesé- Lo siento... Ya ves...

Y seguí en este plan metepatas hasta que se fue, dudando de su ceguera.

No hay comentarios: