martes, 2 de enero de 2007

27 CON DOS CEROS EN EL MEDIO

Por primera vez me negué a estrenar ropa interior rojo putón. Tampoco dediqué un pensamiento durante las doce campanadas al futuro. Ni hice una lista de deseos que quemar después para que se cumpliera.
Cuando salí de casa de mis padres estaba decidida a divertirme todo lo posible.
Y lo hice. Hubiera hecho sólo un par de cambios en la noche: la música del local por pachanguilla, mis botas por algo más cómodo y algunas caras idolatradas (mis gazmoños, marquitos y maitinis...).

El primer día del año me quedé dormida, por fin, pasadas las seis de la tarde. Me despertó la llamada de mis padres a las diez. Encontré a Gonçal en el sofá y leí hasta que volví a caer a medianoche. Me arrastré hasta la cama y aún tuve tiempo de cambiar las sábanas, poner la alarma del reloj y vislumbrar el inicio de una peli, "Lo que queda de tiempo".

Mis alumnos nuevos son monos y están dispuestos. Currar cinco horillas ha sido todo un lujo que no se repetirá hasta quién sabe ande... Me ha encantado llegar a casa con la compra hecha y ponerme el traje de maruja, coger la escoba y el flis antiolores y... hala! to pa mí! Hasta he visto dos lavadoras poseída por el espíritu casero.

Lo que he escrito hasta ahora es una mierda, me digo al releer... Pues sí.

Este año es un veintisiete con dos ceros añadidos... Buena señal. El 27 siempre se me ha dado bien. Nací en ese día, ochomesina y de culo, carne de incubadora. Son los años que tengo (aunque se me olvide siempre en las presentaciones e insista en el 26). Cuando cumplí trece meses lo fuimos a celebrar mis padres y mi abuela materna con su novio. Al salir del restaurante mi abuela Antonia me metió en su coche. Mis padres iban detrás. Mi madre, en algún momento indeterminado del trayecto, se puso muy nerviosa y les hicieron señales para que pararan. Mi abuela me cedió a los brazos de mi madre, primeriza, y ella respiró tranquila. Mientras me colocaban en el coche mi abuela tuvo un accidente y murió. Desde entonces las dos, la mater y yo misma, tenemos un rollo extraño con este número. Tontas, crédulas o...
Qué más da... Este año lleva mi número. Tendrá sus cosas, como todos, pero sobreviviré seguro. Posted by Picasa

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ESPERO CURARME DE TI

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Jaime Sabines, "Uno es el poeta"

Yo cambiaría amar por otra palabra pero... este tío en un figura!

Anónimo dijo...

ÉCHALE A ÉL LA CULPA


Hoy te has ido de fiesta con amigas,
y sin que tú lo sepas me regalas
un tiempo de estar solo que ya empieza
a ser raro en mi vida, un tiempo útil
para intentar pensar en ti como si fueras
lo que siempre debiste seguir siendo
cuando pensaba en ti: aquella persona,
en todo semejante a cualquier otra,
que una noche lejana tuvo el gesto
generosos y extraño de entregarme su amor.
Pero el amor nos cambia, nos convierte en espías
ridículos del otro, en implacables jueces
que condenan sin pruebas y comparten
sus estúpidas penas con el reo.
El amor nos confunde y trata ahora
de que vea en tu fiesta una traición.

Por huir de esa trampa me amenazo
con los nombres que cuadran al que cae en su vacío:
egoísta, ridículo, inseguro, celoso...
Y como un ejercicio de humildad pienso en ti
Divirtiéndote sola: te imagino bailando
Y mirando a otros hombres;
Al calor del alcohol
confiesas a una amiga algunas cosas
que te irritan de mí sin que yo lo sospeche,
y por unos instantes saboreas
una vida distinta que esta noche te tienta
porque eres humana, aunque no me haga gracia.

Ahora caigo en la cuenta de que dudas
como yo dudo a veces, y que también te aburres,
y que algún día habrás soñado
follar como una loca con el tipo que anuncia
la colonia de moda.
Para calmarme un poco
tras la última idea, yo me digo
que el amor es un juego donde cuentan
mucho más los faroles que las cartas,
y procuro ponerme razonable,
pensar que es más hermoso que me quieras
porque existen las fiestas, y las dudas,
y los cuerpos de anuncio de colonia.

Lo que quiero que sepas es que entiendo
mejor de lo que piensas ciertas cosas,
que soy tu semejante, que he pensado besarte
cuando llegues a casa; y que es el amor
-ese tipo grotesco y marrullero-
el que va a hacerte daño con palabras
absurdas de reproche cuando vuelvas,
porque ya estás tardando, mala puta.

Vicente Gallego

mil dijo...

Vaya! Veo que esto ya circula... Gracias... Pues algo más en la senda amorosofestivalera que proponéis... Besos!


"Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames(cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente, porque un puente no se sostiene de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero."

Julio Cortázar, Rayuela (93)

Anónimo dijo...

Qué literarios que estais y yo aki flipando con la historia de tu abuela, que cosas