domingo, 8 de abril de 2007

LAS COSAS DEL QUERER

Se necesita corazón y cabeza. Lo primero te viene dado. Al principio es un pálpito en un momento concreto, un temblor de piernas, un encogimiento del estómago sin venir a cuento, un suspirillo dejado en libertad mientras escribes, un cigarro de más hasta el filtro. Conforme pasa el tiempo el corazón te marca un ritmo conocido, como de estar en casa, te gusta meterte en la cama y encontrar calorcito, te encanta anotar mentalmente pequeñas cuestiones peculiares (si ronca, si duerme de lado, cómo enseña las encías al sonreír, a qué huele, cómo se lava los dientes, qué suaves son los pelillos de la nuca...). Llama a la nostalgia. Te saca los colores. Hace cosas por ti que no esperabas. Te da un vuelco.

La cabeza hace algoritmos. Se ofusca en fórmulas científicas que le den a todo lo anterior un sentido real, una base casi matemática. Se encarga de tomar distancia de las sensaciones y de hacer un balance continuo de lo vivido. Es la que te da la señal de alarma al oír cometarios desafortunados, la que te permite -si la usas- observar de lejos el momento y darle un matiz aproximado. No es que esté fría.. es que el número de humanos capaces de reproducir en el mismo ser las mismas sensaciones es gigantesco. Su función es calcular el porcentaje de aciertos y, a partir de ahí, ir apostando neuronas y pensamientos.

A veces el corazón y la cabeza sienten lo mismo y, entonces,
...


Extraído de los momentos de silencio en el pasado reciente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no se si será por el agilipollamientosemanasantero que llevo encima o que... pero me parece precioso lo que has escrito hoy... mi cabeza no deja de hacer algorítmos ara ver que pasará con mi vida a partir de agosto...

Anónimo dijo...

"No nos dejemos engañar: el pasado y el futuro son contemporáneos" Chillida

Anónimo dijo...

hola pepa, me alegro de que las luchas corazón-mente tengan tregua en este momento, eso es muy buena señal.
No hace falta preguntar por el finde pues.
besotes pa Marta y el anónimo culpable de todo esto. A disfrutar