viernes, 7 de diciembre de 2007

OLORES



Mi casa son velas ardiendo, plantas, coco, tabaco de la noche anterior y vainilla. Las casas familiares son leña, boniatos, cerrado, perros, pinos y muchos años. Elena es sal todos los días, un poco de mar. Rosa es rosal, espinas, verde. Marc es aire limpio casi siempre. Joan es ph neutro. Mi hermana es bebé. Paula tiene la nariz tan pequeña que no puede oler... de todas maneras su aroma es norte, colacao, cigarrillo de liar. Angélica una gominola, nube o algodón de azúcar.

¿A qué huelen las cosas que no huelen? A pan horneándose. A trabajo hecho a conciencia, pensado, analizado, con ilusión. A Pilot de punta fina. A una última Woll-Damm a medias esta noche. A Cenicienta corriendo sin uno de sus zapatos de cristal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu casa, las casas familiares, la gente que te rodea... ¿y tú? Me encantaría saber a qué hueles. Y ya sé que es absurdo, porque no puedo, y menos aún un domingo por la tarde... es como el que no puede ver pero cree adivinar siluetas entre las sombras.

Hoy no es día para oler, ni ver y mucho menos para sentir, pero encantada de poder participar en todas esas conversaciones que os empeñáis en sacar sobre los olores en esta vida.

Yo lo seguiré intentando.

mil dijo...

Pau... Yo huelo según el día y el momento. En general a calma y a risas. Los sábados por la mañana uso más el perfume de tabaco de viernes tarde en el chino con vosotros. Me gusta más cuando huelo a sal de sudor, a babas matinales, a abrazos de eternidad, a sábanas calientes compartidas, a birras de más pero bien tiradas, a sueño bien echado con sus legañas y su salivilla en la comisura de los labios, a cansancio pletórico, a sonrisa perpetrada en comunidad contra los malos augurios... Creo que mi olor es un poco esperanto en una base de coco. Y también que los olores no dependen más que de la nariz que tienes delante así que este es un ejercicio un tanto bipolar... que me defina otro si quiere.