domingo, 9 de diciembre de 2007

CONFESORES



Riinnggg

pasan unos minutos hasta que abre la puerta un tipo

- Buenas.. Pasa, guapa, pasa... Pero antes cúbrete un poquito... Así, eso, con la bufanda ya basta...

señala un banquito y se mete en una especie de cuadra

- Perdone, es que yo no soy católica...
- Ah... ¿y qué haces aquí?
- Pues la verdad es que no lo sé muy bien... Queria probar... Pero bueno, que lo digo porque no me sé las palabras esas que se dicen aquí ni conozco la litúrgia, que no quiero que se ofenda ni ponerlo en una situación... vaya, que le pongo en aviso... Ni siquiera sé si le tengo que tratar de usted o no, y si es que sí no voy a estar muy cómoda porque se me da fatal el rollo formal...
- Bueno, hija, podemos prescindir de las formalidades y los rituales... Este es un lugar para hablar con Dios y estar en calma
- ¿Con Dios? Es que yo no creo... No... no soy creyente. Ni siquiera he hecho la comunión.... Creo que es un trauma de infancia.. mi abuela era muy religiosa pero no muy buena persona. Cosas que pasan, ¿no? En fin, que yo quiero hablar con alguien, con quien sea, porque estoy un poco perdidilla y, por no creer, no me creo ni a mí.
- Ufff
- ¿Pasa algo? ¿Le aburro?
- No, no... Es sólo un poco de cansancio...
- ¿Trabaja mucho?
- Aquí estamos todos los días sirviendo a Dios, nunca hay vacaciones...
- ¿Y pagan bien? No se lo tome a mal. Es algo que siempre me he preguntado... Antes le he dicho que no soy creyente pero durante una época pensé en hacerme monja. Lo que pasa es que pensé que si tenía que depender de las limosnas de otros para vivir no iba a estar muy tranquila... Yo hago la declaración de la Renta y nunca he marcado esa casilla... Lo digo sin acritud, desde la sinceridad más absoluta.
-Entiendo... Aquí escuchamos a todos, todo el mundo es bienvenido... No te preocupes y cuéntame. Por lo que veo estás pasando un momento extraño...
- Pues sí.
- ¿Algún problema familiar?
- Sí, un poco de todo... Parece que hay una especie de virus y estamos todos, los que yo conozco que el mundo es muy grande y no se puede hablar de cualquier manera, bastante flojos... No conozco a nadie, ni una persona, que haya empezado bien el mes... Y soy optimista la mayor parte del tiempo pero es que esto ya no tiene nombre.
- Qué mala suerte...
- Yo creo que la mala suerte no existe... En mi caso es imposible levantarme con el pie izquierdo. Mi cama está pegada a la pared por ese flanco.
Ni la buena. Hay que ganarse el pan y los garbanzos cada día. En un guiso preparado de cualquier manera puedes encontrarte una piedra en las lentejas y te jodes los colmillos o se te queda en el riñón, que jode un huevo.
- ¿Qué nos ha sucedido entonces para que esto nos ocurra?
- Ni idea... Que no tengo fe. Antes la tenía. No hace mucho, no le estoy hablando de cuando llevaba pañales... Hace un par de semanas... Se me ha puesto cuesta arriba el tema... Sin más.
- Siempre disponemos de una explicación razonable para todo pero no tiene por qué ser fácil ni obvia.
- Pues sí, será una explicación secreta porque yo no la he encontrado en días. ¿Usted la sabe?
- Hay tantas explicaciones como preguntas y tantas como personas y minutos. Cada cual debe encontrar la suya. Nosotros sólo podemos iluminar un poco las tinieblas. ¿Cómo crees que te podríamos ayudar?
- Pues... Para empezar no sé ni cómo se llama ni me ha preguntado el nombre... Después que esto de no ver los ojos de la persona con la que hablo no me gusta demasiado... Y por último estos plurales esquizofrénicos... o yo no veo bien o ahí dentro sólo ha entrado usted... Mire, no le molesto más. Prefiero otro tipo de intimidad. Gracias.

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