domingo, 23 de diciembre de 2007

DORCIENTAS



Los números me imponen. Algo tendrá que ver que sea de letras. Por eso me agobio con las lentejas (en un sólo plato debe de haber cuatrocientas o más), con los yankies y sus estadísticas, con mis libretas bancarias y con las ofertas del mercado.

La última vez que estuve en Madrid fui en avión. No es que tenga muy buena memoria para estas cosas pero me acuerdo de pensar "esta es la última vez que vienes a Madrid y te sientes en casa". Y lo siguiente fue coger el autobús 200 para ir al centro... Qué impresión. Doscientas líneas de autobús en la capital cuando aquí lo más que yo conozco es el 165 y es el que conecta el inframundo con el centro... Me quedé tan pillada que empezaron las sospechas.. ¿no se las inventarán? ¿Cuentan también los nocturnos? ¿suman los minibuses de barrio? ¿y los buses de refuerzo para cuando falla renfe? Siguen sin salirme las cuentas.

Al mediodía, al abrir los ojos, era como si hubiera dormido doscientas horas. Te he dado doscientos besos y me he ido a preparar café (doscientos granos de café por docientos de azúcar). La escala de medición ha variado. Te digo doscientas veces adiós, acostumbrándome al número. Dos cero cero noches de no insomnio, birras frente a frente, juegos de sábanas mojadas, mañanas de domingo perras, compases de suspiros entrelazados, paridas cachondas...

Internet se cuelga doscientas veces al minuto, se aproxima el dos cero cero ocho con su consabida liturgia familiar, doscientos gritos de rabia incontenible...

De momento la media me da.






Estadisticas Gratis

No hay comentarios: