¿Sabes lo que digo? ¿Pillas algo? Que estoy hasta el cipote, coño, de tanta tontería y tanto miedo, tanto quedar bien con quien no se lo ha currado, tanto abrirse de piernas por el primer pringao que te dice algo bonito, tanta mitificación del gilipollas que te partió en dos a la primera de cambio, cuando ¡oh, sorpresa!, vio que no eras todo lo destroyer que prometías, que se podía discutir y pactar, que –peor todavía- eras persona dialogante y pacífica, fácil en el trato, coraza con grietas racionalizada, pensada, de superviviente kamikaze casi siempre, ¡¡¡pa qué nos vamos a engañar si te va la caña como a todos!!!
Tengo un pijama calcadito a la tela de la almohada.
"
como si coleccionara cansancio y lo canjeara por minutos de almohada.
Hasta que me enseñaste a robarle las horas a la noche
y era bien fácil, sólo había que llenarlas de otras cosas,
cubrirlas de abrazos, vestirlas de palabras
darles de comer besos o algo tan exquisito como tu polla
y tira que te vas, era más que suficiente.
En el principio fue aquello y parece mentira.
Ojalá no te hubiera conocido nunca, Muchachito..."
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