domingo, 27 de mayo de 2007

SELECCIÓN DE P. SALINAS


"El aire ya es apenas respirable
porque no me contestas:
tú sabes bien que lo que yo respiro
son tus contestaciones. Y me ahogo.

La primera pregunta que te hice
fue cuando tú tenías
los brazos apoyados
en una barandilla de recuerdos,
una tarde inclinada
sobre ese lago azul que llevas dentro,
mirando a cuatro dudas
con plumaje de penas..."

[6]

"Nunca se entiende un sueño
más que cuando se quiere a un ser humano,
despacio, muy despacio,
y sin mucha esperanza.

Por ti he sabido yo cómo era el rostro
de un sueño: sólo ojos.
La cara de los sueños
mirada pura es, viene derecha,
diciendo: A ti te escojo, a ti, entre todos."

[11 Muerte del sueño]


[13]

"Tormenta aquí. Pero ¿y allí, donde tú estás?
¿Verás los relámpagos que veo?
¿Oirás los truenos
con que amenaza inútilmente el cielo
a las estrellas que están detrás imperturbables?
¿Te llorará la noche,
como me llora a mí, mi soledad,
con lágrimas prestadas
y vendederas, lluvia por la frente?
Tus oídos, mis oídos,
tus ojos y mis ojos
¿estarán enlazados
por estos hilos vívidos que tienden rayo y trueno a través de la distancia?

No. Deseo que estés suelta.
Deseo que tu noche sea pura,
que tu mirada pueda
vacilar, escogiendo lentamente
la estrella favorita
que esta noche te va a servir de almohada.
Ojalá lo que oigas
sea el revés del trueno,
el sonoro silencio
donde se escucha lo que no se dice
y se quiere decir o que nos digan.
No, [no] nos quiero unidos
a costa de que sientas temblar el mundo como yo lo siento.
Ojalá te rodee
la paz que se merece tu mirada,
y en ti la guardes para mí.
Y que cuando mañana nos veamos
y se encuentren tus ojos con mis ojos
tu recuerdo derrote a mi recuerdo
como derrota el ángel a la sombra.
Y que en el día nuevo
sea tu cielo el que nos acompañe. "

[28 Tormenta aquí. Pero ¿y allí, donde tú estás?]

Pedro Salinas, Largo Lamento

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Prueba.... que esto petó ya o qué?

Anónimo dijo...

NADADORA DE NOCHE

Nadadora de noche, nadadora
entre olas y tinieblas.
Brazos blancos hundiéndose, naciendo,
con un ritmo
regido por designios ignorados,
avanzas
contra la doble resistencia sorda
de oscuridad y mar, de mundo oscuro.
Al naufragar el día,
tú, pasajera
de travesías por abril y mayo,
te quisiste salvar, te estás salvando,
de la resignación, no de la suerte.
Se te rompen las alas, desbravadas,
hecho su asombro espuma,
arrepentidas ya de su milicia,
cuando tú les ofreces, como un pacto,
tu fuerte pecho virgen.
Se te rompen
las densas ondas anchas de la noche
contra ese afán de claridad que buscas,
brazada por brazada, y que levanta
un espumar altísimo en el cielo;
espumas de luceros; sí, de estrellas,
que te salpica el rostro
con un tumulto de constelaciones;
de mundos. Desafía
mares de siglos, siglos de tinieblas,
tu inocencia desnuda.
Y el rítmico ejercicio de tu cuerpo
soporta, empuja, salva
mucho más que tu carne. Así tu triunfo
tu fin será, y al cabo, traspasadas
el mar, la noche, las conformidades,
del otro lado ya del mundo negro,
en la playa del mundo que alborea,
morirás en la aurora que ganaste.

Anónimo dijo...

Vale, ahora sí. Anduve peleándome un rato con tu blog... sólo quería hacer una pequeña aportación con Salinas... pero qué descubrimiento, no sabía que te gustara! Bueno, aquí sigo con la lluvia