viernes, 30 de octubre de 2009

HIPATIA




De todos, el más triste, sin duda es Davo. Un esclavo que ama a su señora y que quiere ser tan libre como ella, pero que se corrompe siguiendo las ideas de otros hombres, tan esclavos en su ideología como él mismo. Hipatia dibuja, dialoga, amansa a las fieras y tiene el final que se merece porque está sola, ningún hombre libre la puede acompañar, ni escuchar sus teorías, ni dar un abrazo, ni rebatirla.

Las mujeres de esta película, excepto Hipatia, son esos cuerpos vestidos de blanco o azul que no abren la boca ni siquiera para gritar de dolor.



Y cómo ardían los papiros. Qué lagrimones como puños... Malditos bastardos, todos...

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