Veía borroso, intuía más que descifraba, era casi un picnic sin césped por más verde encuadrado, con el mantel puesto, la comida servida, duro duro el suelo... y la mochila puesta, y yo sin verlo, sorda, y muda, ciega, de repente, un flash de luz que no venía del amarillo al fondo. Y ya ni cuadros ni huevos ni bóvedas....
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