lunes, 19 de octubre de 2009

RELEER

Me pasa a menudo que tengo que releer el mismo párrafo tres o cuatro veces y sigo sin entenderlo. Es una mierda porque me quedo inquieta pensando que el que escribe espera ser leído -bien leído, se sobreentiende- y yo no lo consigo. Prometo que no estoy con la cabeza en otras cosas cuando leo. Puedo jurar ante lo que sea que presto atención, que analizo cada palabra, que observo ciudadosamente la disposición de los núcleos que componen cada frase.


Probablemente el problema añadido a mi incapacidad empática de estos días sea que casi nadie escribe como piensa que lo hace, ni dice lo que cree que dice con la misma claridad de ideas y de formas.

Total, que nada. Voy a buscar en el RAE el verbo sostener a ver si me aclaro un poco. Da mal rollo cuando quieres enterarte de algo y no hay manera de pillar ni media. Se me ha quedado el cuerpo como un café con leche dos semanas en la mesita. Mierda. Abandonar la lectura universal es otro tema a considerar.

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