lunes, 2 de noviembre de 2009

CUÉTARA

En mi sueño de esta noche yo hablaba con acento argentino. Y era flipante ver la cantidad de palabras por minuto que soltaba esta boquita mía, como si fuera de otra, y más en los tiempos que corren. Pues eso, que yo era argentina y mi mundo también... y todo el mundo hacía frases larguísimas, llenas de significado, llenas de poesía... y yo, como siempre, un ojo aquí y un ojo allá, no acababa de sentirme bien porque analizaba todas las palabras, los verbos, las expresiones más absurdas... y no entendía cómo podía hablar así, ni desde cuándo era argentina.


En mi sueño tanguero todo aquel que narraba había hecho algo antes, es decir, que el pensamiento se emparejaba con la acción en sí, y de ahí lo agotador, lo intenso. Todo tenía sentido sin tenerlo, porque se hacían cosas, porque se hablaba por algo, porque había motivo y sentimiento.


Me he levantado cansadísima y me he comido unas cuétara con el café. Cualquier argentino se hubiera ofrecido a prepararme un desayuno calentito -cruasán partido por la mitad, revoltillo de huevos con setas...- pero no ha sido el caso. Por eso no hay foto del desayuno inexistente ni del pobre desayuno de argentina-por-unos- minutos, de espíritu y de semipesadilla.... por pobre de argentinismo.

No hay comentarios: