sábado, 9 de junio de 2007

LOS LÍMITES...




La maltrecha neurona que habita en mi cerebro lo tiene todo insospechadamente ordenado. Demasiado. Es obvio que una sola no da pa más y que aún debería estarle agradecida por la dignidad con la que sobrelleva las horas extras interminables. No sé vuestras neuronas privilegiadas pero la mía tiene una vocecilla diminuta que se me mete en el sentío y no me da tregua. Sus frases se resumen en mandamientos tales como:

No molestes llamando a estas horas, siempre hay algo que interrumpir.
No seas sobona y babosa.
No hables y escucha, aprenderás más.
No dejes pasar un día sin darte un capricho, ¿pa qué?.
No insistas en dominar ni en dominarte, déjate ir.
No te desnudes, que te desnude.
No empieces por el final del libro, adelántate lo suficiente.

Para muestra un botón. Ni sumándolos todos consigo expresar lo que tengo entre ceja y ceja. Salvo la foto y te salvo a ti, pedazo de crack, con estógamo (es intencionado) descompuesto y mil interrogantes por borrar con goma Milán, a la antigua. "Los límites de mi lengua son los límites de mi mente".

Cortita, cortita, rozando lo exiguo. 12 horas de ronquidos es lo que me apetece.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los límites de la nuerona son inabarcables.
CAmbio cienes de neuronas medio dormidas por una de sola pensadora. En los límites está el buen juicio, digo yo, en saber ponerte en tu sitio, una muestra de carácter...
Besos