miércoles, 30 de enero de 2008

LA VIDA EN ROSA


Las personas se dividen entre las que dibujaban en parvulitos a las personas usando el plastidecor rosa y las que las pintaban de naranja. Todo esto vino hablando de un cenutrio rosado que amenaza con su sola presencia y que, tememos, aparecerá cualquier día de estos buscando venganza a sus años de infancia con una escopeta en un brazo y los ojos en blanco.

Hay un punto en las conversaciones en el que no debería seguir hablando nadie sin presencia de su abogado. Puede ser el alcohol en sangre la excusa, o las ganas viscerales de reventarle la cara a alguien, o el puto agujero de miedo que se sitúa justo en el centro de tu cuerpo. No importa, en realidad, es lo de menos. Hay un punto en las conversaciones en el que mejor guardar silencio, callarse como una tumba y llevárselo todo pa los adentros.

"No debería uno contar nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido" dice Marías en "Tu rostro mañana, 1". Pues yo lo llevaría aún más allá porque estoy odiando a gente que ni siquiera conozco.

Me cuentas.
Y yo la cago.

Como una niña de quince años. Así están las cosas. Esto ya no lo levanto. No sé cómo coño se hace eso de dar un brinco hacia atrás y volver a un minuto antes. Me cago en todo. Una noche arruinada por bocas, por lista y por gilipollas. Y sin bajarme del burro, burra como pocas, salto a otra página y me concentro. O lo intento mucho. ¿Sigo siendo naranja?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cagar la cagamos todos, lo q pasa es q no todo el mundo es capaz de reconocerlo, ni siquiera a posteriori.

yo he liado algunasssss...


de levantarme a la mañana sgte y no saber de que me arrepiento más, si de los últimos chupitos o de lo pude decir.

somos borrachos, nos tienen que querer como somos.

Anónimo dijo...

Para mi siempre serás naranja

Anónimo dijo...

A veces me ocurre,
dudar entre cabrón callado o idiota que ha hablado,
una siempre tan temprano y la otra ya ha pasado.
j.