lunes, 21 de enero de 2008

PELEGRÍ, PELEGRÍ




De clase a clase y tiro porque me toca. De la 206 a la 213 y de ahí a la 203 para llevármelos a la 207 que es un pelín más grande. Y ya los rotuladores casi gastados y la sonrisa en punto muerto, que no se desesperen que aún hay más... y sigo haciendo malabares como si no pasara nada. “Hace calor, ¿no?” pregunto en la última hora, sudando la gota gorda, exprimiendo el humor restante de cada molécula. ¡El show debe continuar! ¿Cómo –para qué- explicar que no he dormido casi nada esta noche y que si no fuera porque tengo que pagar el alquiler hoy trabajaba Rita la Cantaora? ¿Cómo decirles que estoy tan cansada que no puedo ni sentir el dolor de mis riñones? ¿Cómo te viá dicí que salgo derrotada de estas batallas administrofestivaleras en las que cobro casi en sonrisas y que hoy, vaya usté a saber por qué, me la traen floja, que esto no está pagao, que sale una con la materia gris disminuida pese al apaleamiento y la prostitución continuada y consentida?



En estas que me planto en el bar de turno. Una cervecita rápida que acaban siendo dos, la segunda en un flis. Y venga a echarle vueltas –de vuelta- al tema en cuestión. Y preguntas y más interrogantes y menos claro y más por qués y para qués y cuándos y con quién. Tengo ya una edad, va a ser que sí, que es tiempo de aceptarla y no quiero que me pille, como casi todo, por sorpresa, de una revolá de las mías en las que cambio hasta de número de DNI.




¿De dónde soy o de dónde vengo? Manzanas traigo. Pelegrí, Pelegrí. Mezcla irrefutable de peligro y peregrino. De caminar buscando respuestas y no saber dónde se está. ¿Adónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿En dónde estamos? Y como se me nubla la vista y las piernas me tiemblan me pongo flamenca y me repito esa pregunta estúpida con la que yo acribillo a quien se cruza conmigo ¿Estás bien? Y me quedo muda. Yo qué sé. ¿Qué coño es eso de estar bien? ¿Cuenta si piensas en pretérito y/o en futuro? ¿Vale si eres de los que cree que no tiene nada que perder salvo a sí mismo? ¿Sirve caiga quien caiga y pese lo que pese?




No sé si me arrepentiré algún día de los pasos que he dado. Imagino que no, una es de sopesar, de pararse a pensar, de no conformarse con lo de que “porque el mundo me hizo así”. De todas maneras, por lo menos esta noche, nadie me libra de la angustia que provocan las dudas.

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