jueves, 29 de diciembre de 2011

COLUMPIO



Si no hace sol, mejor sola... que tengo muy mala lluvia y peor tormenta.


Pocas cosas hay más patéticas, más dejadas de la mano de dios... que un columpio sin niños.


Amanece en ná. Y ya después se me olvida la mierda de arquitectura que hay de fondo. Desde la humildad y la ignorancia. Es que no son maneras.... mnfañsjdhfñauhfaenkrnlakfnajs!!!


A cascarla.

COLOREAR




Creo que he superado esa fase en la que te frustras cuando se te rompe el plastidecor y, también, la de renegar de ellos y la de gastar tus colores favoritos los primeros, incluso ha quedado desfasado el pánico a tener que sacarles punta. Abacus forever.


Después de una visita sorpresa y apreciada, el resto de horas hasta "The Artist" se han ido en los Mandalas que Mireia me regaló hace años y que me han acompañado en todas las mudanzas. Para mañana tenía preparado algo para compartir. A estas horas puede ser que lo comparta conmigo misma, que lo intente compartir pese al cansancio ooooO que sea un desastre, ya de inicio.


Volviendo al inicio. Me acuerdo de ponerle mogollón de cuidado al tema "usar el sacapuntas". Me encantaban los lápices y plastidecores bien afilados porque, no nos engañemos, ese es su estado original y, sin duda, su momento estrella. Incluso salirse de la ralla queda bien si lo haces con un lápiz picudo, le da al dibujo autoridad, presencia.



De pequeña no me gustaban las ceras porque no tenían ángulos ni tan siquiera al principio...Ya de entrada sonaban a ssschoff nada más tocar el papel. Tuve un pequeño paréntesis en mi odio hacia ellas cuando me enseñaron aquello de coger un papel y llenarlo de pintadas de varios colores que luego se cubría completamente con cera negra y en el que, por último, con un palillo, dibujabas algo molón que se llenaba de diversidad cromática. Si habías pensado previamente en las colorainas de base y el dibujo palillil posterior... quedaba chachi. Si no habías tenido tiempo de darle al coco o no entendías el concepto (en mi clase de EGB había gente que no entendía el proceso)... salía algo muy ´60... y no es bonito pensar que niños de esa edad iban endrogados al cole.


Yo era de esa clase de niñas -y lo sigo siendo- que dibujaban aspirando a la perfección y que se enfadaban si no conseguían EXACTAMENTE lo que sus cerebrillos habían imaginado. Por eso siempre usaba mi material... porque lo conocía. Por eso no me gustaba usar las cosas del resto... excepto en mis épocas -ismos en las que quería innovar y expresarme libremente, libre de mi mente. Por eso odiaba que me pidieran mis lápices, porque nunca sabías en qué estado lamentable volverían... si volvían.


Estoy trabajando en eso de dejar que otros usen mis instrumentos. Me está costando la vida, la verdad. Me he comprado dos sacapuntas y parece que no, pero viene al caso la información. Estoy intentando con todas mis fuerzas no perder la perspectiva, no perderme en los -ismos, crear en grupo, más allá de mí y de los otros, encerar lo que haga falta para conseguir un objetivo común y toda la mandanga.


Tengo que abrirme un blog privado pero ya porque tanta metáfora acabará con todos. Y conmigo la primera. Me remito al principio, a la foto. Por más plastidecores que tengas, por más que quieras compartir.. en algún momento vendrán las sombras. Las mías YA están aquí. Cabronas. Tan rápido para unas cosas y tan desesperadamente leeeeeeeentas para otras. Interesadas de mierda.


Esto fue toooo, esto fue toooodo, amigos.


Este Piolín se mete en la piltra ya y no hay Silvestre que le amargue el día ni, ya puestos, el 2012 ni el resto de años de crisis que nos quedan.

lunes, 26 de diciembre de 2011

MOVIE-STAR





Qué larga la Navidad, ¿no?

No es que no me molen las vacaciones que tengo por segundo año en toda mi vida laboral, que sí, pero es que se está haciendo un poquito pesado eso de ver poner caras y tirar del carro con las tradiciones ajenas a cuesta. Seré yo que estoy cada año más rancia pa mis adentros (y pa mis afueras casi que también)

Estos días yo, como es costumbre (mía y de nadie más, que no hace falta para que sea costumbre algo que haya fans del tema), me estoy atiborrando de ver y ver y ver. Me faltan ojos. Todo lo que en la vida normal no puedo cotillear tiene su momento ahora. Estoy pensando en tatuarme la cara de Toni de la Torre en el culo gigantesco que voy a acabar de completar si esto dura más de una semana. Con corazoncito al lado y el I primerísimo como la teenager enamorada de cualquier bazofia yankie para niñatas que he visto -ya lo he dicho antes, que he picoteado de todo, sin filtro ninguno, a lo loco- . Una pena que este hombre ya tenga parienta porque me casaría con él sólo para poder compartir sofá y hacer de este hobbie que es chuparme todo lo imaginable (quiero decir, VER) a su lado, guiada por él, que tanto sabe. Ministro de Cultura tenía que ser. Con la manta del perro me conformo si puedo compartir ese momento de pirateo del bueno.


En la cena de Navidad familiar hice el rollo hámster y empapucé todo lo que pude a fin de no tener que levantarme ni una mijita de en frente del pc. Hoy, viendo una de mafiosos, me acordé de Toni y de su idea de recomendar una bebida para cada serie. Estoy de acuerdo y, obviamente, que seguro que lo dijo él en alguno de sus programas que me he perdido o quizá ha escrito un libro ya sobre el tema, no se puede ver una buena peli de mafiosos sin un plato de pasta con tomate y carnaca como Godfather manda para acompañar. Es así. Y era así el plato. Hoy no ceno.


Las salidas / entradas planeadas para esta semana me apetecen pichím pichám... Creo que hay quien tiene tantas ganas de verme como las que tengo yo de recibir al chapuzas -amabilísimo, por otra parte, un señor- que vendrá a repararme el puto horno. Ahora me imagino que llega David, el chapuzas encantador, y mientras trapichea en el horno me explica una teoría filosófica que me cambia la vida y, después, cuando ya hemos puesto a cocer un pan que él ha hecho con sus propias manos y cuatro ingredientes de ná que mi exigüa despensa milagrosamente poseía, se sube a una escalera y me cambia todas las bombillas que se han fundido en esta Santa Casa sin que le tiemblen las piernas, sonriendo y tocándome los rizos -pero eso ya cuando se baja de la escalera, que si no, da miedo- nos dan una medalla al Honor y.... Ah, no, perdón... No, a ver, que cambia las luces y nos meten en la cárcel... No, tampoco era eso... Que todo era un cuento para que le diera una propina.... Mierda, qué cruel, no me gusta... Pruebo otra vez, va: ... y después, blablabla... insiste en que dejemos las velas encendidas, porque le da un rollo muy íntimo al tema y porque él es así, que no le importa que sean las doce del mediodía para poner velas, porque aprecia el perfume a vainilla y tal... Hasta aquí sin codificar, a partir de aquí con tres rombos. No pasará y por eso fú.


Dicen que ya está todo dicho y escrito. Por mi parte seguiría pero por Megaupload juro que no voy a ponerme en plan chungo. Que estoy muy loca, que me he comprado unos pompones y no le hago caso a la Sinde!!

- ¿Es grave, doctor?
- No, mujer, Community está chachi.

FRÁGIL




Eres tan frágil que la gente se aparta a tu paso para no herirte.


Fuiste tan frágil que diste un golpe sobre la mesa para que no te hiciera daño el sonido que llegaba a tus oídos.


Serás frágil siempre. Lo acepto. Cada uno debe asumir lo suyo. Te toca a ti dejar de lamentarte.

jueves, 22 de diciembre de 2011

TAXI NOCHE BARCELONA




Diez minutos de trayecto dan para mucho más de lo que imaginaba.


Era uno de esos taxistas silenciosos, respetuosos, que te llevan a casa sin interrumpirte ni con música ni con cháchara casual.

Acurrucada en una esquina del asiento trasero, con el cinturón puesto y las ventanas cerradas. La despedida de mis últimos alumnos me dejó rota y desubicada. No sé decir adiós y hay pruebas. Si no pongo ejemplos es porque no me quiero abochornar.


Me vuelvo tartamuda y gilipollas, se me atragantan las palabras y me hago el lío un chocho (o al revés), se me suben los colores hasta reventarme las orejas de puro rojo, escribo mails a horas intempestivas. Vaya, que hago el ridículo máximo y sin despeinarme.


"Cuatro meses con ellos...joé, qué bien que lo hemos pasado... Bueno, menos la K**** esa, que era una cansina histórica... La muy p**** , qué mal rollo de pava... Ya ves tú, cuatro meses, ahí es ná... y cuando llegue a casa, me encontraré lo de cada día. Qué bajón más tonto, ¿no? Me dan ganas de llamar a X... Bah, para qué, si estará con sus cosas y tampoco es plan de molestar. ¿Qué ruta sigue este buen hombre?¿Lleva conectado el TonTon? Este me enseña toda Barcelona hoy mismo. A ver el bolso que no sé si tendré dinero suficiente para la puta ruta turística que me está haciendo. ¿Qué hora será? Aissshh... el móvil lo tengo de reloj. Es así. Me tiene rallada la conversación de la otra noche... Lo que me escama es que no me haya llamado ya para decirme cuatro cosas, en plan reprimenda. Pocas neuras más chungas hay que saber que has sido un poco mala (o no muy buena) y que nadie te castigue ni un poquito.. Ya ves tú, como si fuese pecado mirarse un poco el ombligo.. que no estaba para nada yo, que ya voy servida con lo mío... (excusa de mierda que dicha con morro cuela la mayor parte de las veces, que son muchas). Y tampoco moló rajar tanto la otra noche... que si el pobre se empana de las maldades que dije, no me volverá a decir nada nunca más y el feisbuk habrá muerto. En fin... cambia de tema, nena, que te estás viniendo abajo.... Qué mono es el estudiante ese con nombre de pescao, ¿no? Fíjate, si es que te repites hasta el asco... El pavo ese también viene herido así que bórralo ipso facto que no conviene. Lo tuyo es un puto radar, maja... Así te va... Con lo feliz que tú has sido... Lo mismo es que ya, a estas alturas, estás escaldá de tó, que puede ser... Será eso, sí, será la experiencia. Que no se puede uno confiar a cualquiera, que luego te vienen todos los palos juntos. Si quiere puede parar aquí mismo que ya me voy yo andando... ¿Qué le debo? Que pase una buena noche. Alé. Adiós."



Qué caro está el transporte y qué mierda esto de oírme en estéreo y con subtítulos.




Bona nit. Adiós.

martes, 20 de diciembre de 2011

Australia




Australia queda mucho más allá del punto de ocaso de esta foto.


Australia, como realidad física, mola bastante. No es lo mismo cuando alguien te habla desde allí, desde las antípodas. Las antípodas suenan a demasiado lejos cuando estás hablando con alguien que, crees, es cercano.


En este ocaso primaban las sombras. Uno se imagina que los atardeceres son naranjas o amarillos y, va, hace una foto y se da cuenta de que nada es como nos lo contaron.


Saco los pinceles y me dispongo a dibujar esta noche. A golpe de tecla también se puede hacer. Sería un cuadro algo así como esto: cansancio gris, estrellas movidas por el viento, marrón por dentro, blanca la intención ausente.


Yo soy como soy, eso está claro, y me encantaría cambiar algunas cosas pero... de momento, no lo he conseguido. Si hay que hablar, se habla pero llamar para tirar piedras al balcón del otro... es tontería.

GRIETAS






Cada día al abrir los ojos (o intentarlo) me saluda una nueva grieta. Es tan fácil de interpretar la mierda de metáfora que ni siquiera voy a perder el tiempo...

Una que es así de simple (y que no sabe cómo arreglarlo)

GORRO a las 13.00




El amor es así de puto. Yo nunca podría enamorarme de un tío que no habla exactamente mi idioma, que se tira en el suelo para tomar el sol sin abrazarme, que disfruta caminando con los pantalones casi debajo del culo y que lleva gorro o sombrero.

Es una pena porque sólo hay que ver un segundo esta foto para quedarse pillá con él (o pillao): Jambo largo y desgarbao al que se le adivinan luces ya sólo con la postura zen iluminado en la senda correcta.


Ayer, en el espectáculo de flamenco, yo me enamoré del bailaor y del guitarrista al mismo tiempo (no porque yo lo esté deseando sino porque hubo magia y tal... o eso diría alguien del sur y, como excusa, digo, como explicación, a mí me vale de momento). Él, el alemán megaconocedor de mi vida pobretico mío, me dijo muy serio que el primero le daba mal rollo por su chulería y que el segundo era demasiado bajito para mí. Con estas, y no podía ser de otra manera, que nos fuimos para casa y nos dieron las mil rajando fotos del Worldpress de años anteriores, mira si soy fácil de convencer, quédate con lo sencillo que lo hago, escucha cómo me la suda todo alrededor...

Ahí andamos... Abuelizándonos.. Estas cosas en mi época no pasaban.

Cuando llegó




Cuando llegó Alemania yo andaba nublada pero de vacaciones. Ni súperbien ni harakiri.

Cuando se fue Alemania yo seguía nublada y faltaban horas para el final de las vacaciones así que mi nublación era casi negra y no había opción al súperbien y el harakiri era demasiado extremo, como siempre.

Cuando Alemania estuvo aquí hubo un poco de todo. Quiero ser educada y correcta así que no diré nada que suponga una condena por difamación pero... bueno, ya me entendéis. De lo bueno me quedo con el Sr. Lobo que ronca muy bien, que tiene una conversación interesante y que siempre lleva un gorro porque, según él, tiene el pelo muy largo. Piensa uno, pues córtatelo, y parece que no, que no es tan fácil el tema... Cosas de alemanes.

Cuando Alemania me agasajaba es la intro del primer capítulo de la serie que nadie prorrogó, "Alemanuskis go home!" y tenía su gracia saber que te estaban grabando (y no es un rollo ego y prota el mío, que había cámaras que filmaban cada puto paso que daba!). Para mi próximo novio es indispensable que tenga uno de esos bichos que te retratan... Y espero que para cuando sea también hayan inventado las maquinitas que interpretan mis carotas....

lunes, 19 de diciembre de 2011

RELAX




Yo estaba jugando con sombras y tú habías empezado a despertar después de un par de siglos guiñándote el ojo y poniéndote caras.


"Sin respuesta" es la respuesta que me da una voz grabada para tal ocasión.


Así nos luce el pelo.

INSTRUCCIONES para invitados y visitantes de esta Santa Casa





Para mí, a las casas ajenas se llega como invitado o como visitante. Desde aquí el tema-problema se resuelve más fácil. Si eres invitado es porque los propietarios te han ofrecido, cara a cara, un espacio en su casa en el que permanecer, un tiempo de sus vidas, una confianza... y asumen su papel de alfombra a tus pies -por lo menos en este país-. Da las gracias mil veces porque esto no ocurre muy a menudo. Nosotros somos muy de decir cosas pero, luego, a la hora de la verdad, tenemos mil excusas en la manga para evitar el momento de tener un invitado en casa. Es que es muy cansado, es casi como aceptar una petición de matrimonio...





Las reglas del invitado son bastante elementales según mi tabla de elementos y cualidades vitales:


- Pide permiso. Es verdad que quiero que estés "como en tu casa" pero no olvides el COMO porque la casa es mía y aquí mando yo.

- Comunícate. Yo te dejo espacio para ir y venir a tu antojo; si necesitas momentos de reflexión, yo no te pondré ni media mala cara pero hay un rollo de educación: se saluda todas las veces que sean necesarias (es gratis pero queda muy bien); se pregunta al otro cómo está, si ha dormido bien, qué planes tiene... (has decidido ser su invitado y se deduce que te importa esa persona... que se note); si tú vas a comer, preparas para, mínimo, vosotros dos (la gente, en general, no se alimenta del aire... el propietario del piso tampoco porque es gente y tiene sus tripas y su boca y sus cosas).

- Duerme: El gran objetivo para invitado e invitador. Quien no duerme bien se levanta cabreado y eso no le gusta a nadie.... Si estás petao y quieres sobar, admites ante el anfitrión tu debilidad y te retiras a tu catre (en serio, no pasa nada, no hay puntos negativos si es algo ocasional) Si el anfitrión duerme, no se hace ruido (esta es una de esas cláusulas "de cajón" porque sólo hay que pensar un poquito para saber que si no respetas esta regla puedes pasar de invitado a visitante en un puto plis).

- Participa. Esto va de cuando ves cómo tu anfitrión coge una escoba y se pone a recoger, por ejemplo, los kilos de arena que has traído en tus zapatos después de la excursión a la playa... o de cuando la misma persona coge un flis y se dispone a eliminar los restos de la mesa en la que te lías los pitis (ceniza, hebrillas, papeles- piedras y tijeras-)... o de esos momentos en los que tras tu ducha puedes observar al de siempre fregona en mano dispuesto a volver a hacer del baño un lugar habitable más allá del mundo anfibio... O de cuando el pringado de turno se pone los guantes con el noble fin de conseguir una puta taza en la que beberse un cafelico y todas están en el fregadero porque ya van algunos días y esto es un sindiós. No hace falta que pierdas la olla pero... si te fijas y le pones un poquito de intención, serás el invitado perfecto que todo anfitrión quiere volver a ver.


- No hables de política si no eres de mi misma opinión. Esto es indiscutible. Puedo haber cometido un error al hacerte partícipe de mi vida pero es mejor que no me lo recuerdes con tus teorías politicofaszoides. Si quieres ser mi amigüito no me hables de Camps en positivo, ni de la moda ni de nada que me recuerde lo más mínimo a él.





El visitante es un gremling si no cumple con las reglas básicas de los invitados + x2* esto es:


- El café es café porque lo preparo yo y tú sólo estás aquí de paso. Ni descafeinado ni con leche ni colacao ni pollas en vinagre. Lo que yo te ofrezca te lo bebes sí o sí y dando las gracias y haciendo reverencias si se tercia y tengo el día exigente. Si no te mola, tienes dos opciones como mínimo: o te bajas a un bar y pagas o te amorras al wc, en lo que parece ser tu hábitat natural.

- Respeto tus comidas a horas intempestivas y con ritmos cansinos por constantes (lo de las cinco comidas al día parece que te lo has tomado como un reto...No es por tocarte la breva pero quizá comer sin descanso no sea saludable...) No acepto las migas de pan que dejas en mi sofá y en mi suelo. Si echaras mano de la escobita, lo mismo me lo pensaba pero así... NO. Seguro que es una cuestión cultural y por eso no entiendo que alguien se meta dos bocatas entre pecho y espalda y luego haga comida, merienda y cena sin pronunciar palabra, engullendo, uno de esos pecados que se entienden al verlos porque, claro, cómo va a ser sano zamparse todo eso, hay que estar loco... Sin compartir y pidiendo una tortilla para acompañar el café con leche, lo menos que te puede pasar es que te den retortijones luego.

- Para eso te vas a un puto hotel. Esto significa que si vienes de VISITA, es decir, que ni eres mi amiga ni nada parecido pero acabas en mi casa... Si tienes sueño, te das el piro. Si tienes hambre, lo mismo. Parece obvio pero hay mucha peña con morraco que se dedica a torturar al prójimo con sus arrebatos y eso significa hoy en día, para mí, garrote.

- Las visitas tienen un temporizador que las diferencia de los invitados. Un invitado puede acomodar sus utensilios en el baño, una visita no. Una visita no tiene voz ni voto en el plan del día común. Un invitado puede pedir favores tales como poner lavadoras, un cojín más para dormir, otra manta porque tiene frío... Las visitas nunca deberían quedarse a dormir porque no saben portarse. Es así.

- En ningún caso los pies visitantes pueden tener contacto con la superfície de la manta, colcha o sábana de la cama del visitado. Ni con los cojines, ni con las almohadas, ni con nada que esté en un perímetro inferior a los veinte metros más allá del epicentro de mi actitud (como ellos dicen). Ni un nanosegundo. El tiempo es la base para diferenciar al invitado del visitante y ésta es una de esas pruebas de exclusión. Si no la pasas.. palmas. Si rozas con tu pezuña el material que me cubre al dormir... eliminado!


-Una visita no tiene derecho ni siquiera a toser sin ponerse roja. Mucho menos a cambiar la posición de los muebles o a decorar la estancia o a atracar la nevera o a secuestrar el cenicero o a desnudarse públicamente o a hacerse las cejas y las uñas o a agarrar el micro. El tiempo de una visita es muy corto -o debería- y ni me importa si se llama Danila o Daniela o Nanaino o Achilipú. Mi casa es mía y el café lo hago como me sale del pepe y me lo tomo cuando me rota y... Me estoy volviendo a alterar y no vale la pena...



He continuado mentalmente con las diferencias Invitado vs Visita. Resumiendo: un invitado te molesta lo justo, las visitas son tolerables hasta que sobrepasan el límite del tiempo adecuado que es, minuto arriba, minuto abajo, el rollo de megaupload... 72 minutos caiga quien caiga. Si en ese tiempo no has conseguido que tu mecenas te subvencione la existencia es mejor que aprendas el noble arte del harakiri y nos libres a todos de tu estupidez inmensa e inabarcable o que aprendas el noble arte de la fellatio y el cunnilingus y lo petes entre gente pudiente necesitada.







A Cortázar le faltó este tema... Aquí lo dejo... El pobre estará ahora revolviéndose en su tumba... Y ahora ya sí que sí, seguro...

LAS INVASIONES BÁRBARAS

Hoy vengo guerrera y con ganas de cagarme en la puta madre que parió, en la vida de alguien y en mí misma por retrasada mental. Como dice el refrán que me acabo de inventar "Mejor un puteo por escrito que un poltergeist en directo" así que, ahí voy.

Resulta que hace medio año Los Últimos Berlines ( LUB, parece un grupo armado beligerante pero no, eran un montón de alemanotes y féminas de allá a los que di clase) volvieron a la capital germana. Básicamente lo de siempre: "qué guay conoceros", "si venís, llamadme y tomamos algo", "¡claro que hablaremos por Skype o Fb!", "¡tenemos que quedar cuando vaya a Berlín!" y bla bla bla....

En ningún caso acepté sus ofrecimientos de quedarme en sus casas NI, y esto es importante, les animé a visitar mi morada. El caso es que, en estos meses, como suele pasar, de los 12 berlineses iniciales "somos amigos para siempre porque yo te quiero una jartá y tú eres para mí como una hermana" (esto dicho a su manera, que yo tampoco hago milagros) he mantenido el contacto con dos... sí, 2. Los otros me han escrito alguna vez para pedir, básicamente, que parece que es algo muy común en cualquier nacionalidad. Que si uno quiere que le traduzca el CV, que si el otro me pide recomendaciones para su viaje a Madrid, que si la otra necesita que le envíe unos periódicos españoles, que si pueden quedarse en mi sofá a dormir en sus vacaciones, el otro que dice que está en la ciudad y que podríamos vernos para que él practique el idioma... En fin, un rollo, digamos, "unilateral".
Con los dos (la parejita, chico y chica) que se habían salvado de la criba, en este medio año, ha habido conversaciones privadas cada cierto tiempo, felicitaciones de cumpleaños y tal, mails personales, bromitas en la red... Ella, la chica, vino a mi ciudad hace un par de meses. Todo fácil. Se quedó en casa de un rollete y nos vimos varias veces para charlar de nuestras cosas entre birra y birra. Él, el chico, alemán angélico, me visita estos días y de ahí el puteo máximo.

Hace unos días me sorprendió con la noticia: Ya que yo no podía ir a visitarle (y este es otro tema en el que no voy a entrar porque me entran ganas de hacerle una visita a mi jefe, el enano cabrón, y cruzarle la cara), vendría él. Ya me lo dice mi madre, "de tan confiada, eres tonta" y es verdad.

Alemanuco: Tengo muchas ganas de verte y por eso voy yo, ¿vale?
Yo: ¿En serio? ¡Qué bien!
A: No tengo muy dinero, ¿tú conoces un hotel no caro?
Y: Mmmm.... ¿Mi sofá?

Y ahí empezó el drama porque yo, tonta de mí, había hablado antes de tiempo y su siguiente frase se resume en que vendría acompañado de una chica y que esperaba que no fuera un problema. Claro, ahora qué te digo, ¿que, así, no? Pues debería haberlo dicho, pero no lo hice por uno de esos temas que tengo yo de huevos cuadrados y cabezonería genética.




Llegaron el jueves. La pava me saludó con dos besos al aire y se instaló, y cuando digo eso quiero decir que sacó todos mis libros, carpetas, cables, papeles y demás, colocó su mochilote a un lado y repartió todos sus trastos por mi habitación. Trasformación inmediata de mi entorno: mis sillas eran sus armarios, mi escritorio era su lugar de trabajo, mi mesita era una cocina en la que preparar bocadillos de espinacas frescas con aguacate, jamón serrano y queso y su espacio favorito para amontonar las cien tazas de café -robado de mi compañera de piso- que acostumbra a tomar durante el día, mi entrada era su puto zapatero, mi mecedora se convirtió en una estantería ideal en la que dejar cargando todos sus cachivaches electrónicos, mi estantería evolucionó hasta ser el tendedero de las toallas mierdosas de la niña...

Minutos más tarde de pisar por primera vez mi suelo, aparece duchada y con una cerveza en la mano, se viste (o desviste, según como lo mires) sin ningún pudor frente al alemán angélico -que la ignora- y mi boca abierta hasta el suelo -lo del entrecejo fruncido y la vena en la frente no lo pilló- y sin haber preguntado antes dónde está el baño, si puede trastear en la nevera, si queremos nosotros algo.... Se pone unas zapatillas cargaditas de mierda de andar por casa, sale al balcón a fumarse uno de mis cigarros y, sin más, pertrechada con su portátil y un saco de dormir, se instala en mi cama afirmando que no piensa salir esta noche y que no hagamos mucho ruido porque quiere ver unos capítulos de "Dos hombres y medio". Se tumba en MI cama. Con sus quesos inmundos apoyados en MI almohada. Deja sus zapatillas merdosas sobre MI colcha. Lo de la pena de muerte suena drástico así, visto de lejos, pero en el momento adecuado... Yo me lo estoy planteando.


Y yo callada cuatro días, mordiéndome la lengua, mandíbulas crujiendo, las manos en los bolsillos para no tirarla por el balcón. Este post ya se me está haciendo largo. El puteo cansa, está comprobado. Paro aquí y me lanzo en doble pirueta a otro nuevo, una listita de ná de consideraciones para los futuros invitados a esta Santa Casa que es la mía. La primera regla será que, si te he invitado y vienes con animales, los traigas vacunados, respetuosos y sociables o, mejor, mucho mejor, ven solo... a ti te conozco pero a la zorra esa no y me están entrando ganas de meterme mis principios por el culo, coger la escopeta de mi padre y dar por inaugurado el periodo de caza mayor en este coto.

Es la suerte de tener un culo enorme en el que caben todos los principios que se me antojen. Atentos que va de reniegos el tema y hay mucho espacio.

lunes, 5 de diciembre de 2011

MURMULLO




Atardece cada día pero no lo veo, por eso pienso que no es verdad, por eso creo que algunos lunes son noche segundo a segundo.


Atardeció ayer cuando yo estaba en Wellington y nos enamoramos de una sartén colgada en la pared de una casa abandonada. Las paredes de esa cocina estaban mucho más blancas que las mías, decían que había vivido alguien allí hasta hace unos días. El edificio no solo no parecía estar en ruinas, sino que daban ganas de mudarse y empezar una de esas vidas paradisíacas en las que los elefantes te despiertan por las mañanas, los monos te saludan al pasar y los balidos te acompañan en tu quehacer tranquilo, tranquilamente, sin reformas.


Ha llegado el atardecer y me ha pillado mirando el mar, que estaba aparentemente calmado pero murmullaba cosas del cielo nublado de esta tarde. ¿Sabes ese azul que simula ser un accidente?



En cualquier momento vas a ponerte a llorar... Espero que no sea una de esas veces en las que quieres llorar y no puedes y acabas lanzando bolas de nieve -que pican un montón cuando te dan-, de esas en las que maldices murmurando y tienes pesadillas murmurantes y se te escurren las excusas murmuradoras -y esas son como un pellizco de monja, duelen mazo después de un rato- de esas que clavas tu tenedor en el pastel y está helado y no hay manera de meterle un muerdo porque congelado no sabe a nada.




Los murmullos son indescifrables. Es como eso de que las avispas tienen cara y se reconocen... A mí me da que ponemos en ellos lo peor, todos los miedos, todas las fobias, toda la mierda... Y por eso nos aterran. Si nos diera igual quién dice qué o qué dice quién.... otro azul nos cantaría.













"¿Cuántas veces te he oído respirar por debajo del murmullo de la vida? Y quién me iba a decir que mañana también podría escucharte del aire volver..." Pájaro, Egon Soda.