lunes, 26 de diciembre de 2011

MOVIE-STAR





Qué larga la Navidad, ¿no?

No es que no me molen las vacaciones que tengo por segundo año en toda mi vida laboral, que sí, pero es que se está haciendo un poquito pesado eso de ver poner caras y tirar del carro con las tradiciones ajenas a cuesta. Seré yo que estoy cada año más rancia pa mis adentros (y pa mis afueras casi que también)

Estos días yo, como es costumbre (mía y de nadie más, que no hace falta para que sea costumbre algo que haya fans del tema), me estoy atiborrando de ver y ver y ver. Me faltan ojos. Todo lo que en la vida normal no puedo cotillear tiene su momento ahora. Estoy pensando en tatuarme la cara de Toni de la Torre en el culo gigantesco que voy a acabar de completar si esto dura más de una semana. Con corazoncito al lado y el I primerísimo como la teenager enamorada de cualquier bazofia yankie para niñatas que he visto -ya lo he dicho antes, que he picoteado de todo, sin filtro ninguno, a lo loco- . Una pena que este hombre ya tenga parienta porque me casaría con él sólo para poder compartir sofá y hacer de este hobbie que es chuparme todo lo imaginable (quiero decir, VER) a su lado, guiada por él, que tanto sabe. Ministro de Cultura tenía que ser. Con la manta del perro me conformo si puedo compartir ese momento de pirateo del bueno.


En la cena de Navidad familiar hice el rollo hámster y empapucé todo lo que pude a fin de no tener que levantarme ni una mijita de en frente del pc. Hoy, viendo una de mafiosos, me acordé de Toni y de su idea de recomendar una bebida para cada serie. Estoy de acuerdo y, obviamente, que seguro que lo dijo él en alguno de sus programas que me he perdido o quizá ha escrito un libro ya sobre el tema, no se puede ver una buena peli de mafiosos sin un plato de pasta con tomate y carnaca como Godfather manda para acompañar. Es así. Y era así el plato. Hoy no ceno.


Las salidas / entradas planeadas para esta semana me apetecen pichím pichám... Creo que hay quien tiene tantas ganas de verme como las que tengo yo de recibir al chapuzas -amabilísimo, por otra parte, un señor- que vendrá a repararme el puto horno. Ahora me imagino que llega David, el chapuzas encantador, y mientras trapichea en el horno me explica una teoría filosófica que me cambia la vida y, después, cuando ya hemos puesto a cocer un pan que él ha hecho con sus propias manos y cuatro ingredientes de ná que mi exigüa despensa milagrosamente poseía, se sube a una escalera y me cambia todas las bombillas que se han fundido en esta Santa Casa sin que le tiemblen las piernas, sonriendo y tocándome los rizos -pero eso ya cuando se baja de la escalera, que si no, da miedo- nos dan una medalla al Honor y.... Ah, no, perdón... No, a ver, que cambia las luces y nos meten en la cárcel... No, tampoco era eso... Que todo era un cuento para que le diera una propina.... Mierda, qué cruel, no me gusta... Pruebo otra vez, va: ... y después, blablabla... insiste en que dejemos las velas encendidas, porque le da un rollo muy íntimo al tema y porque él es así, que no le importa que sean las doce del mediodía para poner velas, porque aprecia el perfume a vainilla y tal... Hasta aquí sin codificar, a partir de aquí con tres rombos. No pasará y por eso fú.


Dicen que ya está todo dicho y escrito. Por mi parte seguiría pero por Megaupload juro que no voy a ponerme en plan chungo. Que estoy muy loca, que me he comprado unos pompones y no le hago caso a la Sinde!!

- ¿Es grave, doctor?
- No, mujer, Community está chachi.

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