jueves, 29 de diciembre de 2011

COLOREAR




Creo que he superado esa fase en la que te frustras cuando se te rompe el plastidecor y, también, la de renegar de ellos y la de gastar tus colores favoritos los primeros, incluso ha quedado desfasado el pánico a tener que sacarles punta. Abacus forever.


Después de una visita sorpresa y apreciada, el resto de horas hasta "The Artist" se han ido en los Mandalas que Mireia me regaló hace años y que me han acompañado en todas las mudanzas. Para mañana tenía preparado algo para compartir. A estas horas puede ser que lo comparta conmigo misma, que lo intente compartir pese al cansancio ooooO que sea un desastre, ya de inicio.


Volviendo al inicio. Me acuerdo de ponerle mogollón de cuidado al tema "usar el sacapuntas". Me encantaban los lápices y plastidecores bien afilados porque, no nos engañemos, ese es su estado original y, sin duda, su momento estrella. Incluso salirse de la ralla queda bien si lo haces con un lápiz picudo, le da al dibujo autoridad, presencia.



De pequeña no me gustaban las ceras porque no tenían ángulos ni tan siquiera al principio...Ya de entrada sonaban a ssschoff nada más tocar el papel. Tuve un pequeño paréntesis en mi odio hacia ellas cuando me enseñaron aquello de coger un papel y llenarlo de pintadas de varios colores que luego se cubría completamente con cera negra y en el que, por último, con un palillo, dibujabas algo molón que se llenaba de diversidad cromática. Si habías pensado previamente en las colorainas de base y el dibujo palillil posterior... quedaba chachi. Si no habías tenido tiempo de darle al coco o no entendías el concepto (en mi clase de EGB había gente que no entendía el proceso)... salía algo muy ´60... y no es bonito pensar que niños de esa edad iban endrogados al cole.


Yo era de esa clase de niñas -y lo sigo siendo- que dibujaban aspirando a la perfección y que se enfadaban si no conseguían EXACTAMENTE lo que sus cerebrillos habían imaginado. Por eso siempre usaba mi material... porque lo conocía. Por eso no me gustaba usar las cosas del resto... excepto en mis épocas -ismos en las que quería innovar y expresarme libremente, libre de mi mente. Por eso odiaba que me pidieran mis lápices, porque nunca sabías en qué estado lamentable volverían... si volvían.


Estoy trabajando en eso de dejar que otros usen mis instrumentos. Me está costando la vida, la verdad. Me he comprado dos sacapuntas y parece que no, pero viene al caso la información. Estoy intentando con todas mis fuerzas no perder la perspectiva, no perderme en los -ismos, crear en grupo, más allá de mí y de los otros, encerar lo que haga falta para conseguir un objetivo común y toda la mandanga.


Tengo que abrirme un blog privado pero ya porque tanta metáfora acabará con todos. Y conmigo la primera. Me remito al principio, a la foto. Por más plastidecores que tengas, por más que quieras compartir.. en algún momento vendrán las sombras. Las mías YA están aquí. Cabronas. Tan rápido para unas cosas y tan desesperadamente leeeeeeeentas para otras. Interesadas de mierda.


Esto fue toooo, esto fue toooodo, amigos.


Este Piolín se mete en la piltra ya y no hay Silvestre que le amargue el día ni, ya puestos, el 2012 ni el resto de años de crisis que nos quedan.

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