lunes, 19 de diciembre de 2011

INSTRUCCIONES para invitados y visitantes de esta Santa Casa





Para mí, a las casas ajenas se llega como invitado o como visitante. Desde aquí el tema-problema se resuelve más fácil. Si eres invitado es porque los propietarios te han ofrecido, cara a cara, un espacio en su casa en el que permanecer, un tiempo de sus vidas, una confianza... y asumen su papel de alfombra a tus pies -por lo menos en este país-. Da las gracias mil veces porque esto no ocurre muy a menudo. Nosotros somos muy de decir cosas pero, luego, a la hora de la verdad, tenemos mil excusas en la manga para evitar el momento de tener un invitado en casa. Es que es muy cansado, es casi como aceptar una petición de matrimonio...





Las reglas del invitado son bastante elementales según mi tabla de elementos y cualidades vitales:


- Pide permiso. Es verdad que quiero que estés "como en tu casa" pero no olvides el COMO porque la casa es mía y aquí mando yo.

- Comunícate. Yo te dejo espacio para ir y venir a tu antojo; si necesitas momentos de reflexión, yo no te pondré ni media mala cara pero hay un rollo de educación: se saluda todas las veces que sean necesarias (es gratis pero queda muy bien); se pregunta al otro cómo está, si ha dormido bien, qué planes tiene... (has decidido ser su invitado y se deduce que te importa esa persona... que se note); si tú vas a comer, preparas para, mínimo, vosotros dos (la gente, en general, no se alimenta del aire... el propietario del piso tampoco porque es gente y tiene sus tripas y su boca y sus cosas).

- Duerme: El gran objetivo para invitado e invitador. Quien no duerme bien se levanta cabreado y eso no le gusta a nadie.... Si estás petao y quieres sobar, admites ante el anfitrión tu debilidad y te retiras a tu catre (en serio, no pasa nada, no hay puntos negativos si es algo ocasional) Si el anfitrión duerme, no se hace ruido (esta es una de esas cláusulas "de cajón" porque sólo hay que pensar un poquito para saber que si no respetas esta regla puedes pasar de invitado a visitante en un puto plis).

- Participa. Esto va de cuando ves cómo tu anfitrión coge una escoba y se pone a recoger, por ejemplo, los kilos de arena que has traído en tus zapatos después de la excursión a la playa... o de cuando la misma persona coge un flis y se dispone a eliminar los restos de la mesa en la que te lías los pitis (ceniza, hebrillas, papeles- piedras y tijeras-)... o de esos momentos en los que tras tu ducha puedes observar al de siempre fregona en mano dispuesto a volver a hacer del baño un lugar habitable más allá del mundo anfibio... O de cuando el pringado de turno se pone los guantes con el noble fin de conseguir una puta taza en la que beberse un cafelico y todas están en el fregadero porque ya van algunos días y esto es un sindiós. No hace falta que pierdas la olla pero... si te fijas y le pones un poquito de intención, serás el invitado perfecto que todo anfitrión quiere volver a ver.


- No hables de política si no eres de mi misma opinión. Esto es indiscutible. Puedo haber cometido un error al hacerte partícipe de mi vida pero es mejor que no me lo recuerdes con tus teorías politicofaszoides. Si quieres ser mi amigüito no me hables de Camps en positivo, ni de la moda ni de nada que me recuerde lo más mínimo a él.





El visitante es un gremling si no cumple con las reglas básicas de los invitados + x2* esto es:


- El café es café porque lo preparo yo y tú sólo estás aquí de paso. Ni descafeinado ni con leche ni colacao ni pollas en vinagre. Lo que yo te ofrezca te lo bebes sí o sí y dando las gracias y haciendo reverencias si se tercia y tengo el día exigente. Si no te mola, tienes dos opciones como mínimo: o te bajas a un bar y pagas o te amorras al wc, en lo que parece ser tu hábitat natural.

- Respeto tus comidas a horas intempestivas y con ritmos cansinos por constantes (lo de las cinco comidas al día parece que te lo has tomado como un reto...No es por tocarte la breva pero quizá comer sin descanso no sea saludable...) No acepto las migas de pan que dejas en mi sofá y en mi suelo. Si echaras mano de la escobita, lo mismo me lo pensaba pero así... NO. Seguro que es una cuestión cultural y por eso no entiendo que alguien se meta dos bocatas entre pecho y espalda y luego haga comida, merienda y cena sin pronunciar palabra, engullendo, uno de esos pecados que se entienden al verlos porque, claro, cómo va a ser sano zamparse todo eso, hay que estar loco... Sin compartir y pidiendo una tortilla para acompañar el café con leche, lo menos que te puede pasar es que te den retortijones luego.

- Para eso te vas a un puto hotel. Esto significa que si vienes de VISITA, es decir, que ni eres mi amiga ni nada parecido pero acabas en mi casa... Si tienes sueño, te das el piro. Si tienes hambre, lo mismo. Parece obvio pero hay mucha peña con morraco que se dedica a torturar al prójimo con sus arrebatos y eso significa hoy en día, para mí, garrote.

- Las visitas tienen un temporizador que las diferencia de los invitados. Un invitado puede acomodar sus utensilios en el baño, una visita no. Una visita no tiene voz ni voto en el plan del día común. Un invitado puede pedir favores tales como poner lavadoras, un cojín más para dormir, otra manta porque tiene frío... Las visitas nunca deberían quedarse a dormir porque no saben portarse. Es así.

- En ningún caso los pies visitantes pueden tener contacto con la superfície de la manta, colcha o sábana de la cama del visitado. Ni con los cojines, ni con las almohadas, ni con nada que esté en un perímetro inferior a los veinte metros más allá del epicentro de mi actitud (como ellos dicen). Ni un nanosegundo. El tiempo es la base para diferenciar al invitado del visitante y ésta es una de esas pruebas de exclusión. Si no la pasas.. palmas. Si rozas con tu pezuña el material que me cubre al dormir... eliminado!


-Una visita no tiene derecho ni siquiera a toser sin ponerse roja. Mucho menos a cambiar la posición de los muebles o a decorar la estancia o a atracar la nevera o a secuestrar el cenicero o a desnudarse públicamente o a hacerse las cejas y las uñas o a agarrar el micro. El tiempo de una visita es muy corto -o debería- y ni me importa si se llama Danila o Daniela o Nanaino o Achilipú. Mi casa es mía y el café lo hago como me sale del pepe y me lo tomo cuando me rota y... Me estoy volviendo a alterar y no vale la pena...



He continuado mentalmente con las diferencias Invitado vs Visita. Resumiendo: un invitado te molesta lo justo, las visitas son tolerables hasta que sobrepasan el límite del tiempo adecuado que es, minuto arriba, minuto abajo, el rollo de megaupload... 72 minutos caiga quien caiga. Si en ese tiempo no has conseguido que tu mecenas te subvencione la existencia es mejor que aprendas el noble arte del harakiri y nos libres a todos de tu estupidez inmensa e inabarcable o que aprendas el noble arte de la fellatio y el cunnilingus y lo petes entre gente pudiente necesitada.







A Cortázar le faltó este tema... Aquí lo dejo... El pobre estará ahora revolviéndose en su tumba... Y ahora ya sí que sí, seguro...

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