miércoles, 30 de enero de 2008

LA VIDA EN ROSA


Las personas se dividen entre las que dibujaban en parvulitos a las personas usando el plastidecor rosa y las que las pintaban de naranja. Todo esto vino hablando de un cenutrio rosado que amenaza con su sola presencia y que, tememos, aparecerá cualquier día de estos buscando venganza a sus años de infancia con una escopeta en un brazo y los ojos en blanco.

Hay un punto en las conversaciones en el que no debería seguir hablando nadie sin presencia de su abogado. Puede ser el alcohol en sangre la excusa, o las ganas viscerales de reventarle la cara a alguien, o el puto agujero de miedo que se sitúa justo en el centro de tu cuerpo. No importa, en realidad, es lo de menos. Hay un punto en las conversaciones en el que mejor guardar silencio, callarse como una tumba y llevárselo todo pa los adentros.

"No debería uno contar nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido" dice Marías en "Tu rostro mañana, 1". Pues yo lo llevaría aún más allá porque estoy odiando a gente que ni siquiera conozco.

Me cuentas.
Y yo la cago.

Como una niña de quince años. Así están las cosas. Esto ya no lo levanto. No sé cómo coño se hace eso de dar un brinco hacia atrás y volver a un minuto antes. Me cago en todo. Una noche arruinada por bocas, por lista y por gilipollas. Y sin bajarme del burro, burra como pocas, salto a otra página y me concentro. O lo intento mucho. ¿Sigo siendo naranja?

lunes, 28 de enero de 2008

ANTEBRAZO



Echo de menos el "Sábanas con chinchetas". Cuando yo era "chinorri", como se decía en la época, imaginaba mi voz al otro lado de las ondas radiofónicas, una voz que no era la mía sino la que soñaba con tener.

Una niña en Nairobi visitaba un país africano con follaje keniano y lo flipaba cuando otros se indignaban por su intento de obtener el quesito de ciencias. Y una se convertía en sabia y era capaz de adivinar lo que otros decían en suajili -y se duchaba y pasaba dentro de la olla, tan negra como tú-.


Había dos tipos de personas cuando éramos críos: los que dibujaban a las personas naranjas y los que las pintaban rosas. El cenutrio rosado de esta semana tiene nombre, nacionalidad y hasta peinado de último mohicano. El de la semana pasada era el mismo. El tipo de rosa era extraño, o había bebido mucho o tenía fiebre o pasaba mucho calor. El muñeco de naranja era lo común, éramos casi todos. Una persona más, normal, con sus historias, sus picaduras, sus cicatrices, los museos habituales.


Me voy a dormir a horas intempestivas y tempraneras. Esta semana he conseguido, por unas cosas o por otras, irme a dormir sintiéndome recompensada en casi todo y hacía mucho que no me pasaba en casi nada. Me toca sólo, y sólo porque yo quiero, dar las gracias a los habituales por la parte que les toca y por todo lo que me regalan. Paso de nombres propios. A roncar desde ya. Aún es martes.


P.D.: Gracias codo por los aplausos y las fiestas... ¿quién dijo miedo?

lunes, 21 de enero de 2008

CQC

Impagable también lo que está a punto de llegar. Esta mañana, por lo visto, Gallardón se entrevistaba con Alan García, presidente de Perú. El programa CQC le ha alquilado una banda mariachi para amenizarle el encuentro. Por lo visto la gente de alrededor se ha sumado a la fiesta y ha acabado gritando:


"¡Viva Gallardón! ¡Gallardón, no pierdas la esperanza!"


Esto sí que es un ejemplo de IRONÍA... Con un par.

PELEGRÍ, PELEGRÍ




De clase a clase y tiro porque me toca. De la 206 a la 213 y de ahí a la 203 para llevármelos a la 207 que es un pelín más grande. Y ya los rotuladores casi gastados y la sonrisa en punto muerto, que no se desesperen que aún hay más... y sigo haciendo malabares como si no pasara nada. “Hace calor, ¿no?” pregunto en la última hora, sudando la gota gorda, exprimiendo el humor restante de cada molécula. ¡El show debe continuar! ¿Cómo –para qué- explicar que no he dormido casi nada esta noche y que si no fuera porque tengo que pagar el alquiler hoy trabajaba Rita la Cantaora? ¿Cómo decirles que estoy tan cansada que no puedo ni sentir el dolor de mis riñones? ¿Cómo te viá dicí que salgo derrotada de estas batallas administrofestivaleras en las que cobro casi en sonrisas y que hoy, vaya usté a saber por qué, me la traen floja, que esto no está pagao, que sale una con la materia gris disminuida pese al apaleamiento y la prostitución continuada y consentida?



En estas que me planto en el bar de turno. Una cervecita rápida que acaban siendo dos, la segunda en un flis. Y venga a echarle vueltas –de vuelta- al tema en cuestión. Y preguntas y más interrogantes y menos claro y más por qués y para qués y cuándos y con quién. Tengo ya una edad, va a ser que sí, que es tiempo de aceptarla y no quiero que me pille, como casi todo, por sorpresa, de una revolá de las mías en las que cambio hasta de número de DNI.




¿De dónde soy o de dónde vengo? Manzanas traigo. Pelegrí, Pelegrí. Mezcla irrefutable de peligro y peregrino. De caminar buscando respuestas y no saber dónde se está. ¿Adónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿En dónde estamos? Y como se me nubla la vista y las piernas me tiemblan me pongo flamenca y me repito esa pregunta estúpida con la que yo acribillo a quien se cruza conmigo ¿Estás bien? Y me quedo muda. Yo qué sé. ¿Qué coño es eso de estar bien? ¿Cuenta si piensas en pretérito y/o en futuro? ¿Vale si eres de los que cree que no tiene nada que perder salvo a sí mismo? ¿Sirve caiga quien caiga y pese lo que pese?




No sé si me arrepentiré algún día de los pasos que he dado. Imagino que no, una es de sopesar, de pararse a pensar, de no conformarse con lo de que “porque el mundo me hizo así”. De todas maneras, por lo menos esta noche, nadie me libra de la angustia que provocan las dudas.

domingo, 20 de enero de 2008

TRES, DOS, UNO, CERO




Col rizada con ajo, cebolla, patata y canela. Al vapor. Huele tan bien que como sin hambre, alimentada por mi nariz. Ni los detalles del final de La fiesta del Chivo pueden joderme este momento olfativo.


Tres cojines.
Dos almohadillas.
Una almohada decente.
Cero tú.


Y a pesar de todo aroma de HSmentol en la del medio cantando una sirenada sin guardarme rencor, creo, por esclavizarlo sin querer.

RAPE ME (Nirvana)



De la esquina de mi cama a la mecedora casi intacta, con funciones de armario a jornada partida. Medio amanecer, por lo de mediodía, en mi domingo. ¿Alguien es consciente del olor que desprende su habitación después de roncar muchas horas? Y aún así brilla la ventana, poseída por un flash que odio ciegamente, y me lame la cara el sol a través del cristal. Ya no está. En algún rincón de esta habitación se me ha perdido algo. Lo sé igual que lo sabe Helena cuando salimos de la sala de profesores y me dice que se deja algo y que no sabe qué es. Pienso, quitándome las legañas, que los olvidos de Helena suelen tener poca relación con el mundo en el que se mueve permanentemente... -una llamada, un cumpleaños, una fiesta...- Subiéndome al 50 me acuerdo. Anoche me dormí pegada a una espalda. Y la frase del título era mía.







En ese territorio de nadie que es el espacio vacío en el triángulo formado por cama, mesa de ordenador y "salón de té" están todas las cosas que fui y que seré sin llegar a ser extremo. En el norte de la foto el ordenador, con su conexión fallida repleta de incidencias masivas naranjas, la ventana sin luz natural que me abre la puerta a otros mundos. Al este la mecedora, la butaca, la mesita... una conversación a dos voces, mira, mira, esto es todo lo que he aprendido, a ver si te sirve de algo... Al oeste la cama, enorme y pequeña a ratos, para dormir y para la confidencia, para el misterio de encontrarnos en ella otra noche más. En el centro de la foto el triángulo de las Bermudas. Todas las preguntas que no hago, todas las respuestas que no tengo ni espero encontrar en unos días. Nirvana.

De Kurt Cobain lo que más me ponía era su barbita incipiente y sus jerseys. Delgaducho, desgarbado, con los pelos rozándole las pestañas. La manera de cerrar los ojos cuando cantaba. El pecho que se le hundía en el centro. Las manos nervudas que se calmaban con la guitarra. La sonrisa difícil de muchos videos, sin atreverse a enseñar los dientes, contenida, lograda a base de muchos intentos, un regalo. No me gustó nunca la tristeza eterna, ni la voz quejicosa, ni el rollo baboso con su Courtney de los milagros y, todavía menos, que se muriera.

miércoles, 16 de enero de 2008

OLVIDO O VIENTO


Sopla tan fuerte que amenaza con llevárselo todo. Desenrollaba las sábanas tendidas, una vuelta y otra y otra, dos más... por fin las pinzas.


Si en una de estas ráfagas se llevara mi memoria el aire (aire al cuadrado entonces). Imagino una suerte de equipo Mano Negra.




“Cuerpo femenino. Altura: 1.70 metros. Peso: 10kg. más desde que perdió la memoria según la propia individua. Caucásica. Marcas de bikini pese al invierno. Pelo rizado, castaño oscuro, longitud media. Ojos marrones. Algunos lunares esparcidos por el cuerpo (insiste en que quede constancia de este detalle argumentando que se los han robado). Dedos manchados de rotuladores de color rojo, negro y azul. Se muerde las uñas. Tatuaje en el tobillo izquierdo (tribal, entre amanecer y pregunta). Pies de hobbit. El dedo pequeño de cada uno de los pies muestra una tendencia exagerada a desaparecer. Le sobrevienen temblores con facilidad.”




Si en una de estas ráfagas se llevara mi memoria el aire -aire al cuadrado entonces-.... Sé que podría teclear abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz. Sé que miraría los tres cojines y la almohada individual y sospecharía que me olvido de algo. De algo importante.

domingo, 13 de enero de 2008

DE CUANDO QUERÍA SER ROCKERA

Ella era una tipa dura y yo no aspiraba a menos. Con los años todo se pone en un punto intermedio. La cara que tienes no te la quitas por más que chupes un ducados desde la comisura de tus labios y con cara de aquí no pasa nada, fumo lo que me da la gana, sigo siendo señorita, los pelos al viento, la sonrisilla de niña mala colgada hasta del parabrisas.
"Tú por mí yo por ti iremos juntas donde haya que ir..." Tres cigarros para que se acabe el día. De aquella letra y de esta, "1000 pedazos" ya hace más de diez años. Alguno de los míos, cerebritos de culo inquieto, debe estar haciéndome servir de conejilla de indias para sus experimentos con la máquina del tiempo. Eso o me estoy haciendo mayor, lo que explicaría la tendencia irrefrenable a intentar besar el suelo que sienten mis peras.


http://youtube.com/watch?v=zyQCf9kQs2E&feature=related

ÁNGEL

Resulta que me nos metimos en la cama diez minutos más tarde de recibir la noticia. Por eso yo no podía dormir. Por eso cogí un libro y me sumergí en letra un buen rato mientras tú roncabas, para eliminar impurezas, tristezas varias, nostalgias compartidas con él, que ya no estaba con nosotros.



Hay amigos de varios tipos, pensé. Amigos del inglés, cada uno paga su consumición, hay que ir al grano, me llamas por algo que necesitas que haga por ti, ¿tú tienes hermanos? Amigos que son como hermanos, última birra a medias, coge el monedero y paga tú que voy a mear, llámame a la hora que sea si necesitas hablar, descansa, hasta mañana... En los hermanastros también hay categorías. Pura cuestión temporal. Esta tarde he conocido a uno, recomendación de Massielo, y he perdido a otro. De madrugada lo vi y me recompuse como si nada pero le he ido dando vueltas al tema. Puta vida. No lo llamé nunca por teléfono, ni le escribí un sms o mail, ni le di fuego en ningún café o cerveza vespertina. Lo encontraba reincidente por el número de página y la doblez de la hoja en sus libros. Hablaba de esto con Nacho Vegas hace un rato, aquí los dos con cara de póker, cigarro en mano. Leíamos los artículos que publicaban hoy algunos amigos de carne y sangre. Rememoraba uno cuando el cura preguntaba en la clase "¿Quién hizo el mundo?" y los pupitres se llenaban de manos y de voces que respondían a coro: "Mi padre" en su época infantil. Filosofaba N. en las palabras; qué dice de mí mi cara o mi nombre, cómo de cerca estoy de conseguir que todo sea uno... o NO. "Cuando escribo mi nombre, / lo siento cada día más extraño. / ¿Quién será ése? / me pregunto. / Y no sé qué pensar. / Ángel. / Qué raro". (Deixis en fantasma)

Y charlábamos los tres en un contubernio inexplicable sobre el futuro, el qué será sin él, y él se rió "Te llaman porvenir / porque no vienes nunca" (Tratado de urbanismo). Nos quedamos solos N. y yo. Cogió la guitarra




“Miro al techo que ha vuelto a gotear
Hacía tiempo que no llovía así
Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal
Me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti
Lo que en realidad viene a ser lo mismo
Lo que por crueldad ahora viene a dar igual
O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado
Y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar
Y estas gotas sean sus lágrimas
O puede que sea hora de entrar ya en razón
Y llegar a comprender que dentro de este horror
No hay literatura, no
Y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez
En una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio
Seré muy breve: te quiero y esto duele

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana
Tenía una ala rota y su plumaje era gris y azul
Y al acercar mi mano y comprobar que no echaba a volar
Supe de inmediato que lo enviabas tú
Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir
Y, cuando lo hizo, aún llovía aquí
Y la sangre al gotear entre garras de animal presagió mi suerte
Como un ave que voló de Madrid hacia Gijón aún herida de muerte
Reescribendo la espiral de prometer hacerlo bien,
De cometer un nuevo error,
De no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces
Y aunque ahora escupo una oración helado de terror
Ningún dios responde aún
¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz?
Seré muy breve: te extraño y esto duele

Trato de encontrar una salida
Pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí
Y contemplo junto a mí el cadáver del que fui,
Según tú, en una ocasión
Y es la mancha de humedad la de la herida mortal
Impregnada en el colchón
Y ahora que te oigo llorar
En lugar de ir hacia a ti me vuelvo a anestesiar
Y me limito a subir el volumen del televisor
O me concentro en recordar para no pensar en ti
Que tendría que llamar que alguien venga a reparar
La gotera de una puta vez
Que ya cansé de recoger litros de agua gris
Gris como un metal que un día relució y que ahora es suciedad
¿Cómo se hace para amar lo que quise despreciar ya una y mil veces?
Seré muy breve: te he perdido y esto duele”

Ocho y medio, Nacho Vegas “Desaparezca aquí”.




Y "quien no pudo morir continuó andando". Y leyendo. Los mismos versos de siempre, unidos todos sin que importe de dónde ni cómo llegaron.




AYER


“Ayer fue miércoles toda la mañana.

Por la tarde cambió;

se puso casi lunes,

la tristeza invadió los corazones

y hubo un claro

movimiento de pánico hacia los

tranvías

que llevan a los bañistas hasta el río.

A eso de las siete cruzó el cielo

una lenta avioneta, y ni los niños

la miraron (...)”




ESO ERA AMOR


“Le comenté:

- Me entusiasman tus ojos.

Y ella dijo:

- ¿Te gustan solos o con rímel?

- Grandes,

respondí sin dudar.

Y también sin dudar

me los dejó en un plato y se fue a tientas.!




CREPÚSCULO, ALBUQUERQUE, INVIERNO

”No fue un sueño,
lo vi:

La nieve ardía.”





CUMPLEAÑOS

”Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.”






EN TI ME QUEDO


“De vuelta de una gloria inexistente,
después de haber avanzado un paso hacia ella,
retrocedo a velocidad indecible,
alegre casi como quien dobla la esquina de la
calle donde hay una reyerta,
llorando avergonzado como el adolescente
hijo de viuda sexagenaria y pobre
expulsado de la escuela vespertina en la que era becario.
Estoy aquí,
donde yo siempre estuve,
donde apenas hay sitio para mantenerse erguido.

La soledad es un farol certeramente apedreado:
sobre ella me apoyo.

La esperanza es el quicio de una puerta
de la casa que fue desarraigada
de sus cimientos por los huracanes:
quicio-resquicio por donde entro y salgo
cuando paso del nunca (me quisiste) al todavía (te odio),
del tampoco (me escuchas) al también (yo me callo),
del todo (me hace daño) al nada (me lastima).

No importa, sin embargo.

Los aviones de propulsión a chorro salvan rápidamente
la distancia que separa Tokio de Copenhague,
pero con más rapidez todavía
me desplazo yo a un punto situado a diez centímetros
de mí mismo,
de prisa,
muy de prisa,
en un abrir y cerrar de ojos,
en sólo una diezmilésima de segundo,
lo cual supone una velocidad media de setenta kilómetros a la hora,
que me permite,
si mis cálculos son correctos,
estar en este instante aquí,
después mucho más lejos,
mañana en un lugar sito a casi mil millas,
dentro de una semana en cualquier parte
de la esfera terrestre,
por alejada que os parezca ahora.
Consciente de esa circunstancia,
en muchas ocasiones emprendo largos viajes;
pero apenas me desplazo unos milímetros
hacia los destinos más remotos,
la nostalgia me muerde las entrañas,
y regreso a mi posición primera
alegre y triste a un tiempo
-como dije al principio:
alegre,
porque sé que tú eres mi patria,
amor mío;
y triste,
porque toda patria, para los que la amamos,
- de acuerdo con mi personal experiencia de la patria-
tiene también bastante de presidio.

Así,
en ti me quedo,
paseo largamente tus piernas y tus brazos,
asciendo hasta tu boca, me asomo
al borde de tus ojos,
doy la vuelta a tu cuello,
desciendo por tu espalda,
cambio de ruta para recorrer tus caderas,
vuelvo a empezar de nuevo,
descansando en tu costado,
miro pasar las nubes sobre tus labios rojos,
digo adiós a los pájaros que cruzan por tu frente,
y si cierras los ojos cierro también los míos,
y me duermo a tu sombra como si siempre fuera
verano,
amor,
pensando vagamente
en el mundo inquietante
que se extiende -imposible- detrás de tu sonrisa.”

martes, 8 de enero de 2008

DÍA 1 DEL ENERO I

Nos hemos mirado desde lejos, tanteándonos, husmeando en el aire. A toquecitos de móvil nos hemos rozado de domingo tarde a martes lo mismo. Y te reías desde el otro lado, travieso, diciéndome eso de que los putos Reyes Magos están en la parra, que se habían pasado por tu casa esta mañana, con la cogorza, apestando a jarana, incienso, mirra y otros vicios para dejarte un paquetito con mi nombre. Anda que no... el cuento que le echas...

De mi etapa pringando en La Corte Inglesa tengo la manía de pensar que un buen regalo debe ir bien envuelto, con su pegatina, su papel perfectamente doblado, su celo invisible, su lacito y su dedicatoria. De la etapa infantil que todavía me dura conservo la tradición de hacer regalos sin fecha anunciada, sin mirar la etiqueta del precio, sin dejar de imaginar la cara de agüita, y esto? de quien lo va a recibir. Todo va bien hasta que lo entrego. Se me pone cara de imbécil, suelto la primera sandez que se me ocurre para restarle importancia, magia, al momento. La cago a conciencia, sí.

Recibiendo regalos soy lo puto peor, ya lo has visto. Me sale voz de gaviota al decir gracias. Te he cogido del brazo, camino a casa, como una paloma en un cable a punto de electrificarse. Venga graznidos en el paseo qué bien, de puta madre, joer, qué guay y otras estupideces (y aún ni tan mal que no ha llegado el momento ridículo máximo del universo jopelines, cáspita, es tan molón....).

Mira que no es por quitarle valor al asunto, ni por dárselo, ni por ir de digna ni por ná... es que se me da fatal y no hay manera humana de reaccionar mínimamente bien. Ni de reaccionar a secas.

Siete de la mañana y ocho grados en los termómetros de Madrid, escala Réaumur. El sol lleva dos horas por encima del horizonte, y desde el otro extremo de la ciudad, recortando torres y campanarios, ilumina la fachada de piedra blanca del palacio de Oriente. Llovió por la noche y aún quedan charcos en la plaza, bajo las ruedas y los cascos de tres carruajes de camino, vacíos, que acaban de situarse ante la puerta del Príncipe. El conde Selvático, gran cruz de Carlos III sobre el casacón cortesano, gentilhombre florentino de la servidumbre de la reina Etruria –viuda, hija de los viejos reyes Carlos IV y María Luisa-, se asoma un momento, observa los carruajes y entra de nuevo. Algunos madrileños desocupados, en su mayor parte mujeres, miran con curiosidad. No llegan a una docena, y todos guardan silencio. Uno de los dos centinelas de la puerta está apoyado en su fusil con la bayoneta calada, junto a la garita, indolente. En realidad, esa bayoneta es su única arma efectiva; por órdenes de sus superiores, si cartuchera está vacía. Al escuchar las campanadas de la cercana iglesia de Santa María, el soldado observa de reojo a su compañero, que bosteza. Les queda una hora para salir de guardia.”


Página 13, primer párrafo de “Un día de cólera”, de Arturo Pérez-Reverte.


En la 11...


Tengo por enemigo a una nación de doce millones de almas, enfurecidas hasta lo indecible. Todo lo que aquí se hizo el dos de mayo fue odioso. No, Sire. Estáis en un error. Vuestra gloria se hundirá en España


Carta de José Bonaparte a su hermano el Emperador.

Una manera como otra cualquiera de compartir mi regalo sin fines lucrativos de ningún tipo. La única que se me ocurre para este gesto tuyo. Calbalgaltal!!!

miércoles, 2 de enero de 2008

LA SOPA FRÍA

es una canción de M-Clan, formación que se tiró a lo masivo (y no incidencia de Orange) para hacer dinero y sobrevivir en su mundo musical y que ha sonado varias veces durante el día. Yo lo llamo casualidad pero cada cual le otorgará un sentido si le hace y el viento sopla a favor....

En resumen: el día dos está bien, los amigos están bien (siguen trincando como nadie), los fantasmas están bien, tú estás bien, la familia bien, el perro bien....

Estas fiestas he chupado mucha conversación perruna. A una se le caen los pelillos de los párpados, el otro debería haber muerto, según sentencia facultativa, hace ya unos tres años (y los lagrimones que provocó el puto veterinario de mierda), los dos tienen miedo a los petardos, el perro está sordo y ya se asusta menos, la chiqui lo escucha todo y se mea encima... Y así hasta el infinito.

El primer día de currela ha sido un repartir de besos sonoros en la mejilla -qué le voy a hacer si no he aprendido la técnica pija del beso al aire- y birras esparcidas por la mesa con buenas risas y mejores fondos. Los vientos de la tarde han sido propicios a la sobremesa atemporal. Está bien. Está muy bien empezar así el dos mil ocho.

Llegar a casa y calentar en un cazo un poco de caldo con fideos finos. Abrir una cerveza y fumar un piti, dos , tres... Y al cuarto encontrar ya la sopa fría y el resto bien templado.

AÑADIDOS I

Mis padres que seguirán sin entenderse ni conocerse, pidiéndole peras al olmo, sacrificándose, decepcionándose, mintiéndose y cabreándose.

Y me.

Y conmigo.

Y por mí.


Juro que para el próximo fin de año me dejo de chuminadas y engullo una uva tras otra hasta que me atragante, a ver si así reaccionan y dejan de hablar de lo mismo y se preocupan con razón. 365 días de prácticas y tregua hasta entonces.