domingo, 12 de agosto de 2007

CORTINA




Una de agua. Otra de tela. La segunda empapada. De nada ha servido fregar a conciencia estos 16 metros de suelo a mi disposición. El cucal se escurre, pared abajo. Las margaritas de la terraza están encantadas con la tormenta. Yo no tanto. Me gusta la lluvia acompañada y no es el caso. Pa ná reservarme las ganas desde la mañana

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