martes, 10 de julio de 2007

HACE DIEZ AÑOS



Hasta ahora mismo había sido un día bastante feliz, tirando a mucho. A dos palmos del suelo uno ve como inofensivas la mayor parte de las acciones, más o menos la idea es que si tú estás pletórico no dudas que el resto del mundo está igual que tú.

Como cada noche le doy un vistazo a la portada de El País, versión digital. Me topo con fotografías de mi infancia. Un montón de manos blancas al aire, nucas descubiertas. La crónica que voy leyendo me transporta a aquel sábado 12 de julio en el que conocí a mis vecinos del primero. Salía de casa yo, muy flamenca, pensando que después de una movilización tan bestial esa cosa llamada ETA, que yo conocía de oídas, no se atrevería a cumplir la amenaza. Y bajaba las escaleras escuchando televisores a un volumen inaudito cuando, de una de las puertas abiertas del primer piso, salió una vecina de esas de las que, desde la prehistoria, evitan saludarme cuando me ven, y se me abrazó lacrimógena, muy sentía, y me dio la noticia. Pasé a su comedor y su marido me saludó sollozando antes de retirarse, muy discreto, pasillo al fondo. Nos quedamos las dos pegadas a la pantalla de su televisor. Me acordaba de mi familia, un piso más arriba, y les imaginaba hundidos y decepcionados, con los ojos tristes también; me quedé un ratillo y me fui a llorar en comunidad con unos amigos, tan inocentemente estúpidos como yo, con los que había quedado.

Alguien me dio una vela encendida en la Calle Mayor y caminé con otros álguienes hasta la Plaza de la Vila. A media noche, al llegar a casa de mis padres, ya me había hecho mayor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada uno crece en su momento y a veces nos obligan a hacerlo demasiado rápido o en un sólo instante. Aún hay mucho por hacer y ya poco en lo que creer

Anónimo dijo...

Uff, me has puesto los pelos de punta...

Cristina dijo...

Las hostias que nos da la vida... por eso a veces creo que lo mejor es crearse uno su propia realidad... aunque otras veces pienso que hay que estar informado y salir a la calle a manifestarse en contra de las cosas frente a las que hay que estar en contra... difícil equilibrio...

...creo que antes no me costaba superar esas cosas, la inconsciencia de la infancia, y sin embargo ahora...