lunes, 30 de julio de 2007

DE IMPOTENCIA Y AGOBIOS PROPIOS Y AJENOS



Te rascas la cabeza, te frotas los ojos, mueves sin parar una pierna o las dos. Parece claustrofobia y es un tanto extraño porque no tienes espacio propio que te rodee y no te sirven los que se te ofrecen. En Los amantes del círculo polar Ana golpeaba las paredes del armario buscando a Otto y encontraba sólo un corazón de plástico.

Piso, ratas, pasta, piso y vuelta a empezar. Vaya un loop en el que has entrado. Yo también me estaría dando cabezazos contra las paredes sino fuera porque te estoy viendo esconder la cabeza debajo de la almohada y sé que no puedo hacer nada más que esperar... Mmmm, con lo que me encanta mirar el reloj con las manos en el regazo escuchando cada puto tic...

Este momento en el que está claro que ya tienes más que suficiente de la realidad que me incluye y en el que me entran ganas de salir corriendo y dejarte a solas no por miedo si no por no sumar peso a tus espaldas. Dime tú si sabes cuál es el camino que necesitas tomar, cuál es la puerta que conduce a él y yo la abro.

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