sábado, 6 de diciembre de 2008

A VUELTAS CON EL PASADO II




Sale del agua y busca su ropa. Al ponerse los calcetinas puede escuchar a su sobrino que le pregunta ¿Qué fue primero, tu dedo gordo o la gallina?. Esboza una sonrisa. Seguro que estará disfrutando del tiempo. Con un cubo y una pala de playa cavando zanjas, o con sus gafas de submarinista en el agua, o preguntando algo. Joan siempre tiene una pregunta en la boca. También cuando duerme. Es capaz de mantener una conversación mientras duerme, aunque entonces sólo puede decir la verdad. Para ser amigo de Joan se necesitan respuestas o, como mínimo, un tono contundente. Diego es su ídolo más cercano porque habla tanto que de una tacada responde todas las preguntas futuras del pequeño. Joan sabe que una respuesta no siempre es precisa y eso le molesta. Cuando a Sara le pregunta que cuándo vuelve él quiere saber el día exacto, y la hora, y con qué regalo. Pronto no significa mucho.


Camina hacia casa. Tengo que llamar a mi familia. Tengo que llamar. En casa posterga la llamada poseída por un arrebato higiénico incontenible. Saca el polvo, barre, riega las plantas, friega y ordena los libros y los cedés que se han ido acumulando en la mesa en la que trabaja. Los platos, más tarde. Termina tirada en el sofá del comedor; El teléfono en una mesita al lado se lo reuerda.

- Hola...., ¿cómo andáis todos?
- ¡Nena! ¿Qué tal, cariño? ¿Todo bien?
- Bien, bien, ¿y vosotros?
- Mira, pues aquí, con tu sobrino que no para quieto... te lo voy a pasar que quiere hablar contigo y se pone muy pesado... ahora hablamos, no cuelgues, ¿eh?. Ahora te lo paso.... ¡Joan! ¡Ven aquí!¡Ahora mismo!¡Haz caso a la abuela! -se escuchan carreras y risas.
- ¿Joan? ¿No quieres hablar conmigo?
- Hola. ¿Qué haces?
- Llamando, quería hablar contigo y con la mama, y el abuelo...
- ¿Con qué mama?, ¿con la tuya o con la mía?
- Con la mía.
- Es que la mía no está. La mama está trabajando. Y el papa todavía está durmiendo.
- Ahhh... bueno, también quería hablar contigo...
- El abuelo no está. Está unos días de vacaciones en el hospital y tieneee
- ¿En el hospital? ¿Qué ha pasado?
- No ha pasado nada, que está de vacaciones. Tiene una habitación muy grande con una ventana y se ve la montaña y la carretera y... y... ayer jugamos a leer las matrículas de todos los coches pero el papa dice que no tengo que hacer concursos así con el abuelo porque quiere ganar y se pone triste porque yo leo más rápido que él. Es que no tiene las gafas de lejos. Es que el abuelo ahora habla muy flojo, así, shshhsaahshsiisshasaa... ¿Y tú? ¿Qué has hecho hoy?
- Pues he ido a la playa a pasear y me he bañado.
- ¿Y qué has comido?
- He comido ensalada y pechuga de pollo con patatas fritas, ¿y tú?
- Yo he comido primero sopa y detrás una hamburguesa pero estaba roja y no me la he comido entera y el papa se ha enfadado y yo he pensado que está cansado de castigarme y lo he hecho yo mismo.
- ¿Te has castigado tú mismo?
- Sí. He leído el diccionario. El papa siempre me castiga leyendo el diccionario. Después me pregunta qué significa una palabra y yo se lo explico con mis palabras porque yo no me sé de memoria todas las palabras porque ya voy por la ce y son muchísimas.
- Muy bien, así me gusta, ¿te gusta a ti leer el diccionario?
- Psssit... Sí, pero prefiero leer libros. El papa dice que así los entiendo mejor y es verdad porque ahora me tengo que parar menos veces... ¿Dónde está Adam? ¿Puedo hablar con él?
- No está... pero
- ¿Dónde está?
- Trabajando, en el estudio.
- ¿Vas a venir pronto?
- Sí, pronto. La próxima semana no, que tengo que hacer cosas, pero pronto...
- Vale. Se me han caído tres dientes y no ha venido el ratoncito Pérez.
- ¿No ha venido? ¡Qué raro! Bueno, tendrá mucho trabajo... igual está por aquí porque he visto últimamente a muchos niños sin dientes... Ya irá, tú no te preocupes...
- ¿Y al abuelo le traerá también algo?
- ¿Al abuelo? No creo, Joan, el abuelo se ponía y se quitaba los dientes todos los días y el ratoncito Pérez no le trae nada por tramposo.
- Claro... es que eso no se puede hacer. La abuela viene, me voy a jugar. Llama más veces...
- Vale, ¿me envías un beso?
- Nena... el potro ya se ha ido... ¿Qué tal?
- Bien, bien, ¿qué le ha pasado al abuelo?
- Nada, los años... ya sabes. Los años y todo lo que ha fumado este hombre que, de verdad, debe tener acciones en las tabacaleras... Es que no para ni ahora. Todo el día tenemos que estar rebuscando en los cajones, en el lavabo.... es como un niño pequeño y sus amigos igual, que vienen los viejos, cabrones, con paquetes escondidos en las revistas, como en los tiempos del contrabando, que parece que no entienden que no pueden fumar más el hombre ya, que tiene muchos años y la salud cada día peor, y la cabeza. Hoy me ha explicado diez veces el programa ese que le gusta tanto de las preguntas y las respuestas y es que no se entera de nada y te explica las cosas mezcladas. Lo mismo el telediario. Ayer me contaba una noticia que había escuchado de un museo que han construido y decía que estaba hecho con espinas de pescado y venga a decir que le parecía increíble, que los avances de la tecnología que de todos sitios sacan provecho y tal... Total, que luego lo vi yo, aquí en casa, y de espinas de pescado nada de nada, que era un museo que habían construido imitando el esqueleto de una ballena... Ya ves como está... Bueno, ¿y tú?, ¿y Adam?

Cri-cri. El silencio como respuesta quizá no es la mejor opción pero tampoco es mala del todo y te salva de más de un marrón.

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