domingo, 7 de diciembre de 2008

LAS OLAS




Ola de gente entre la que destacaban dos personajes:

Cincuentón que camina tranquilamente por la calle ataviado con una americana de pana, un jersey de cuello de pico y una minifalda negra de tercipelo. Sin bolso ni zapatos de tacón. Con medias. Conforme estoy cerca veo que tiene una mirada extraña, como de invidente, pero compruebo que no lleva bastón ni perro lazarillo.

Mujer de unos sesenta años. Se para en la esquina, frente a la tienda del Barça, y trata de convencer a la rumana que está mendigando en el suelo para que vaya a pasar la noche a su casa. Es la segunda vez que la veo esta semana. La rumana se niega y le pide dinero para comida. La señora insiste en su oferta y le habla de un centro donde le pueden dar alimentos y ropa. Aunque tiene aspecto de haberse encontrado en algún momento al otro lado de la situación no acaba de hacerme gracia. Tampoco la chica que pide y que hace unos días caminaba canturreando con un helado bien gordo de chocolate.

La ola. Película alemana.

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