martes, 11 de marzo de 2014

IAN y la impaciencia



Lo de paso a paso con nosotros funciona cuando ya no hay más opción.

Tú abres el baúl de tus juguetes y me pides uno que está al fondo. No he llegado a cogértelo y ya estás a otra cosa.
Ian, tú, que adoras los teléfonos, me gritas"¡Hola, Tita!¡Adiós!" más de veinte veces en menos de cinco minutos con diferentes entonaciones. También te digo, enano, que prefiero tu bucle al silencio mil veces.
Niño, Ian, cuando me coges de la mano, tiras de mí arrastrándome de punta a punta, siguiendo una brújula escacharrada y con prisa, como si fuéramos tarde. De momento lo compensas con los libros que me traes para que te lea, sentado encima mío, uno tras otro. Qué sabrás tú de páginas todavía. Es bonito ver cómo los coges con cuidado y me los pasas.  No hay fuego pero uno nace con el carácter que tiene y se pasa la vida ajustando y puliendo.

Ayer me contó tu abuela que has aprendido a dar besos. Se me está haciendo eterna la semana, niño. El viernes hago la puta maratón si hace falta para recibir mis primeros besos. Avisado estás.

No hay comentarios: