miércoles, 29 de julio de 2009

PARÍS NO SE ACABA NUNCA

Debería hacer lo que Joan me dijo pero me cuesta un huevo. No soy de llevar al día mis cuentas, ni mis libretas, ni mis balanzas.


Escribo aquí, por carecer de otro lugar físico al que recurrir, algunas frases y fragmentos del libro que me acompaña estos días.




" Vi la eternidad el otro día, escribió Vaughan en un atrevido verso."



"Como diría Kafka, se fue lejos para seguir aquí."


"La Revolución, dijo él entonces, melancólico, me recuerda la definición que de la vida nos daba siempre un amigo de mi familia, el doctor Gottfrien Benn. La vida, nos decía ese doctor, dura veinticuaro horas y a lo sumo fue una congestión."



"Recordé una frase que le había oído decir muchas veces a mi madre: Hay que saber nadar lo justo para abstenerse de salvar a los otros."



"El carácter se forma los domingo por la tarde." Ramón Eder.



" Tardaría en comprender, si es que realmente lo he comprendido, lo que supo ver Stendhal cuando, escribiendo La Cartuja de Parma, decidió que para adquirir el tono correcto y que sus lectores, por muy raro que fuera lo que les quisiera contar, entendieran exactamente lo que les quería decir, él debía leer de vez en cuando unas páginas del Código Civil. Si no soy claro, escribió, todo mi mundo queda aniquilado."




" .... Ya empezó a influir en el momento mismo en que salí a la calle y mi amiga Boutade me comentó entusiasmada: "Te lo dije. Ningún hombre sabe quién es, ningún hombre es alguien. Ni Epiménides lo sabía."Le pregunté si Epiménides era su novio. Rió, negó con la cabeza. Es un sabio antiguo, dijo, y luego citó las palabras por las que había pasado a la historia: "La frase que sigue es falsa. La frase que la precede es verdadera."



" La semana pasada trató de suicidarse, dice de un cliente del bar un camarero viejo en el cuento de Hemingway Un lugar limpio y bien iluminado. Y cuando el camarero joven pregunta por qué, recibe esta respuesta: Estaba desesperado. ¿Por qué?, vuelve a preguntar el joven. Por nada."
Hemingway cambió el sol y la alegría de los cafés limpios y bien iluminados de Cuba por su desolada casa de Ketchum, Idaho, una casa perfecta para matarse. Un domingo por la mañana, el 2 de julio de 1961, se levantó muy temprano mientras su mujer dormía, encontró la llave de la habitación donde estaban guardadas las armas, cargó una escopeta de dos cañones. En Un lugar limpio y bien iluminado hay una oración: Nada nuestro que estás en la nada, nada es tu nombre, tu reino nada, tú serás nada en la nada como en la nada.Cargó la escopeta, se puso el doble cañón en la frente y disparó. Y a la mierda."




"Hice la reverencia y luego añadí con humor y tímidamente, recordando una frase del bohemio bouvier: Esta noche, en la buhardilla, encenderé una cerilla para no ver nada."





Extraído todo ello de "París no se acaba nunca", de Enrique Vila-Matas, Ed. Anagrama.

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