martes, 21 de julio de 2009

la ciudad






"No intentes enterrar el dolor; se extenderá a través de la tierra bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre.
Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia y con ella, el golpe que las originó.
Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde.
¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste?
¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia?

A tu alrededor se alzarán las ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo.
No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado, malograda queda en cualquier parte del mundo. Tengo veintidós años, y hablo por boca de otros."


"Beatriz y los cuerpos celestes" Lucía Echevarría.


Y me acordaba de esto hoy pensándome viajera en ninguna parte y en todas. Y he recuperado el fragmento y me he quedado enganchada en el trozo que va desde el penúltimo punto hasta el final. Yo debía tener esa edad cuando lo leí.


¿¿¿Cómo que no hay que intentarlo??? ¿Cómo no vamos a intentarlo? Si la esperanza es vana o no, es lo de menos, ¿no? ¡¡mientras sea!! ¿Quién decide lo que es vano? ¿Hay una lista de cosas vanas? ¡Anda ya! Que alguien la piense, la escriba y me la enseñe. Entonces discutiremos.

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