domingo, 13 de septiembre de 2009

REINICIANDO




Extiende la capa Superwoman y avanza, intrépida, sorteando letras, driblando blogs incomprensibles, combatiendo el mal que acecha en una cabezadita o en una sentada de neuronas en huelga. Acaba de deshacerse de la criptonita así que va volando, recién duchada y oliendo decentemente, con los ojos llenos de sal por la velocidad, pero sin penas, sin traumas, sin criptonita.


Reiniciando. Superwoman imbatible. Superwoman superpower. Superwoman que no necesita decir más, ni menos. Superwoman posándose en su balcón y echando el humo del cigarro a las estrellas, malditas, que se crearon a base de criptonita y deseo. Superwoman se libera del estrés haciendo cosas con las manos. Superwoman, en un supertiempo récord, hace una lámpara, un marco, una flor, un bolso, ordena su guarida, charla con los vecinos nuevos, revisa un par de textos con su supervisión nocturna y mil cosas más a las que no da importancia y que, por lo tanto, no apunta en su superlibreta de supercosas conseguidas. Superwoman está supercansada y se mete en la cama y, ni siquiera hace el gesto de coger el libro, se hace un bicho bola.


Ha descubierto que la criptonita está dentro. Mañana hará unas reformas, cambiará un par de cables, trasteará las instalaciones neurológicas, sacará el polvo a todas las habitaciones inhabitables, se mirará en un espejo, observará a través de la ventana, abrirá la puerta desde la cama, saldrá al mundo en standby pero con un verde distinto... se reiniciará.


Y empezará la aventura otra vez. Sin criptonita. Quizá sin superpoderes. Lo mismo ni se pone la capa. Pero Superwoman aún y así.

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