miércoles, 23 de septiembre de 2009

PISCINAS EN VERANO

Último remembering del día-noche. Con acotaciones y comentarios varios.


Las escaleras giratorias me marean. es una de esas cosas de la genética humana y de la arquitectura que, a mi entender, chocan en un 95% de los casos. No por subir más rápido llegarás mejor.


Me encanta el agua. Basta decir que desde que existe piscina en casa de mis progenitores los veo más a menudo. De lejos y con las gafas de bucear puestas, se entiende.


Ya me estoy viendo inflando globos como una niña pequeña. Me faltan huevos para irme por ahí con unos cuantos atados a la muñeca sin explotar de timidez. No me faltan ganas.


Las historias de debajo del colchón me dan miedo, como en el cuento del Millás "No mires debajo de la cama", con el mal rollo del zapato sin izquierdo o sin derecho, no me acuerdo.


¿Callada? ¿Convencer a alguien? Hacer daño... eso sí que no va conmigo. El efecto boomerang me lo conozco y no me interesa. Prefiero, dónde va a parar, el pim, pam, pum de toda la vida. Las cosas claras y la tortilla con pimientos del padrón si hay ánimo de venganza.

De acuerdo. Las veces que haga fala. Los puntos infinitos no están fuera necesariamente.


Desaparecer es una buena opción. Sea la hora que sea. Hay que contemplarla, aunque sea la única y no apetezca demasiado.


Los profesores nunca han sido grandes estudiantes. Por más que tengan los zapatos rojos de princesita a mano.


¿Callada? Ya quisiera yo.


Qué bonitas las corralas.


http://www.youtube.com/watch?v=QSAca2Pu-Wg

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