martes, 26 de diciembre de 2006

EL PELO DE VAN´T HOFF

"Los espaguetis suelen ser seres apacibles. Normalmente. Pero hay veces en las que los espaguetis se enfurruñan, y hasta se enfadan nadie sabe por qué, y atacan a la persona. A Malco, sin ir más lejos, le saltó un espagueti del tenedor a la camisa. Se le metió en el bolsillo de la camisa. Y, pensándolo bien, no es nada fácil que un espagueti se meta en un bolsillo de una camisa, si se tiene en cuenta que las personas tienden a inclinarse hacia delante para comer. Para caer del bolsillo de la camisa, por tanto, el espagueti debería saltar hacia atrás. Y para saltar hacia atrás, por otra parte, un espagueti no tendría más remedio que hacer una fuerza extra, y todo el mundo sabe que los espaguetis no son, por naturaleza, demasiado musculosos. Y todo este conjunto de datos lo que hace es probar, sin la menor duda, que el espagueti atacó a Malco muy consciente de lo que estaba haciendo.
No fue ese, sin embargo, el final de la tragedia: el espagueti dejó un rastro de tomate en la camisa de Malco. En el cuello, en la pechera, en un botón (el segundo empezando por arriba) y, cómo no, dentro y fuera del bolsillo.
El ataque del espagueti tenía, además, pinceladas suicidas. Y es que una parte del espagueti estaba dentro del bolsillo, pero lo restante colgaba fuera, y fue así como, de repente, se partió por la mitad; se sacrificó el espagueti para seguir haciendo el mal. Y cayó del bolsillo de la camisa a los pantalones, y propagó la catástrofe de tomate por toda la ropa de Malco. De hecho, cuando cayó de los pantalones al suelo, el espagueti librepensador manchó el calcetín izquierdo y los cordones de un zapato."

El pelo de Van´t Hoff, Unai Elorriaga Posted by Picasa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy un mango. El masaje ha sido espectacular, pero empiezo a ver mal. Me ha afectado las retinas. Me gusta el collage, me gusta el olor a vela de arándano, me gusta la risa que sale de esta habitación. Iba a emborracharme pero después del yogur líquido no me siento físicamente preparada. He conocido a alguien al que le gustan los gatos y en Nochebuena toqué a uno con el pie y no me atacó. Faltan cinco días para terminar este año. Entre el dolor retinoide y el yogur no estoy para mucho reflexión pero mira, hasta me da ilusión empezar un año nuevo sólo por ver cuántas paredes más pintaremos, y escenas grabaremos. Este año cambiaremos al reptil asquerosillo por un muñeco que toca el violín.

mil dijo...

Mi niña... en la borrachera te prometo que el muñeco que toca el violín estará unos días.. Mientras encontremos algo que nos guste para el recibidor primero Gonçal se quedará ahí, parapetrado, esperando a que entremos alguna de las dos para cantarnos algún villancico flamenco...en gallumbos, pa que nos riamos más y mejor...
Aisss, mis niños... Abrazos