domingo, 27 de diciembre de 2015

LUTHER y la defensa



Hace mil años yo hacía kárate. Me pasé muchos martes y jueves sudando en el tatami. Si el domingo teníamos competición, el entreno del sábado era mucho más duro. Santi, el profesor más honesto que yo recuerdo haber tenido, nos resumió la esencia de la defensa básica así:

- Ni posturitas, ni katas ni nada. Si está claro que os van a joder, patada en la entrepierna y a sacarle los ojos a quien sea. Eso os daría tiempo. En el suelo y sin ver es como un gusano grande. Da miedo, pero vosotros corréis más. 

Luther ha entrado en nivel DEFCON2. Ni defensa ni pollas. Se la pela todo tanto que ya no tiene miedo. Y esa es la segunda mejor manera de defenderse: mostrarle al adversario que su ataque es igual a nada. Ni chulería ni postureo. El que ya no tiene nada que perder -no interesa el porqué ni el cómo-, se hace entender muy bien.

La primera mejor defensa de todos los tiempos es enfrentarse a uno mismo con más fuerza que nadie. Si ni tú mismo te puedes, ¿quién va a hacerlo? No la recomiendo porque es muy aburrido ser un superhéroe ("With great power comes great responsibility") y porque nadie te asegura que puedas sobrevivirte (y eso sí que sería cutre).

Según las estadísticas, cualquier problema tiene una media de entre 4 y 8 aristas. Vamos a pensar, un poner, que la mayor amenaza que tú tienes depende de ti. Ojito con los puntos débiles (AKA seres de menos de un metro, animalicos, fans inocentes, etc.). Hay veces, no muchas ni tampoco pocas, que pienso en ti...



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