Para que yo me llame Ángel González o Tita o como queráis llamarme... hay que leer mucho, escribir mogollón (nadie dice que tenga que ser bueno, ni decente, ni real ni nada), vivir todo lo posible honestamente y merendar algunas tardes tarde a secas...
y volver escucharle a él, que siempre habló como si fuese amigo o nos conociese de algo importante.
"La palabra en el aire" se me antoja perfecta para empezar a explicaros y a que entendáis de qué va todo. Y por todo entiéndase lo bueno, lo que vale la pena memorizar y reír/llorar a conciencia, desde lo más dentro y sin esfuerzo ninguno.

Nota mental: enseñar a mis sobrinos a silbar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario