jueves, 22 de agosto de 2013

LA VIDA SIMPLE III (+ Ian)



Alguien que me ha visto así de cerca me acompaña en esta Vida Simple (3ª parte). No le asustan las sombras, es más, viene con casco minero y tan contento... No sé qué pasa últimamente pero es como si estuviera en una partida apoteósica en el Apalabrados jugándome la poquita inocencia que me queda. Si no lo entiendes ahora, ya te llegará el momento, Ian.

Total, que ese alguien, X, se tiende a mi lado consciente de la parte oculta y de la visible, con las cuentas claras. Me conoce porque me ha visto en mis días más extremos y me adora tal cual hoy (tampoco nos flipemos, nene, que las cosas cambian y es así aunque no queramos) y sólo por eso en esta casa se duerme bien tirando a muy muy bien.

Hemos pasado juntos la tarde en el parque con otros niños jugando con la pelota y con una bici que te encanta aunque no es tuya. El plural incluye a un mínimo de tres. Despejar la X es lo de menos ahora mismo. A ti, Ian, te gusta que te explique cuentos y, por eso, tú y tus amigos os habéis metido en la bañera llenitos de tierra y con la cabeza repleta de seres mágicos y situaciones verosímiles un pelín tuneadas. Has salido de la ducha reventado, con la energía justa para meterte en la cama y quedarte dormido después de que empezara el segundo cuento... y lo terminara X por mí y para mí, que para eso está y por eso lo quiero en esta Vida Simple.

X sabe que no soy una niña y que sudo de golosinas pero acierta siempre en el mimo adecuado, en la gañota que hace explotar la tensión acumulada, en la caricia que nos despoja de los adornos y de los orgullos y de los miedos y de las ansiedades, en la palabra exacta y breve, sobre todo exacta, que resulta una suerte de masaje a mi neurona acelerada.

Si te soy sincera, Ian, X es una incógnita para mí también.




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