martes, 27 de noviembre de 2012

IAN y los hermanos de alma



Ian, ya tengo un año más.

Cuando yo era pequeña me encantaban los cumpleaños. Le comía la cabeza a tu abuela -pobre- con una lista interminable de regalos, le pedía que me hiciera juegos para encontrarlos y ella se lo curraba un montón escondiéndolos y atándoles hilos con tarjetitas y acertijos. Es verdad que a veces me puteaba, como el año que me regaló la bici vieja pero limpia sólo para descojonarse en mi cara, o como cuando ponía unos pendientes en una caja gigante y había que rebuscar entre papeles, bolsas, globos y golosinas.

Cuando era muy muy pequeña mi cumpleaños coincidía con el Día del Profesor y entonces no había clase y tenía que repartir los sugus al día siguiente. Todos, los 32 niños de mi clase, me felicitaban al encontrarse con los caramelos en la mesa. Educados, eran. Algunos, los más sádicos y los más cabrones, se emperraban en tirarme de las orejas (tantos tirones como años en cada lóbulo) hasta que me hervía la cabeza entera. Pero me molaba. Luego, un pelín más mayor, se puso de moda lo de hacer bolsitas con golosinas variadas para regalar a tus compañeros así que tu abuela y yo nos pasábamos un par de tardes antes del cumple rellenando bolsitas, metiendo las chuches, poniéndoles el lacito, atándoles tarjetitas, escribiendo los nombres...

No sé cuándo dejó de gustarme el día de mi cumpleaños, porque es el día y no cumplir años lo que me encabrita. Supongo que nunca he llevado bien lo de ser el centro de atención por mi timidez, más el agobio de afrontar un día en el que la gente es especialmente amable y te quiere demostrar cariño pese a lo rancia y seca que me saben... y a todo eso hay que sumarle el estar enferma cada año por estas fechas (somatizar, que se llama) y el tener X "carencias" que me parecían infinitamente más poderosas que todo lo que sumaba en el otro plato de la balanza.

A mis 33 he amanecido positiva. Me fui a dormir arropada por los primeros buenos deseos y, al despertarme, todavía había más mensajes bonitos para mí. Aún así debo confesar que lo que ha marcado la diferencia este año no han sido los sms ni las llamadas ni el FB... no, no... Este año es diferente, Ian, porque hace unos meses encontré a mi hermano de alma. ¿Qué se ha fumado mi tita? te preguntarás. Pues nada de nada, yo soy un poco así a veces. Un poco flipá, sí, pero eso no significa que esté equivocada, lo mismo que al paranoide con manía persecutoria lo pueden seguir también.

Se llama Arturo. Nacimos el 27 de noviembre del mismo año y ochomesinos ambos... Tócate los.. el tema, ¡Tócate el tema! ;-P Qué coincidencia, ¿no? Soy la hermana mayor por 4 horas. Desde que sé de la casualidad confío ciegamente en él. Rascando un poquito hemos descubierto todavía más puntos comunes y de ahí que este cumple haya sido muchísimo menos agobiante. A los dos nos daba repeluco lo de tener a peña besuqueándonos y cantándonos el puto Cumpleaños feliz de Parchís, lo de recibir/encajar regalos de nuestros compis (y amigos) en la escuela, lo de estirar los labios cada vez que alguien nos felicitara, lo de decir gracias y aceptar cumplidos en cadena, lo de entrar en una habitación sospechando la sorpresa....

Para mí, compartirlo lo ha hecho no sólo más fácil, sino bonito otra vez. He disfrutado de mi cumple como hace años... Yo he comprado golosinas y pastelitos y él se ha currado un pastel riquísimo y un tronco de chocolate que se te iba la pelota. Nos hemos cantando la cancioncita de marras y nos hemos abrazado en hermandad, estoicamente, flipando bastante con llevarlo tan tan sumamente bien que ni nos apetecía salir corriendo de la escuela.

Arturo es mi hermano de alma. Arturo y yo nos hemos vestido hoy casi igualitos, rollo gemelo, jersey azul eléctrico, tejanos oscuros y melenas al viento. Puta telepatía. Que la patenten ya. Estaba pensando ahora mismo que si me dicen que comparto las mismas casualidades con cualquier otro me lo hubiera tomado de una manera más racional. Por poner un ejemplo 3I (imposible, idiota, ilustrativo): +¿Sabes que naciste el mismo día, mes y año que Hitler/Aznar/cualquier político chungo? - Bah, bah, nada, números. 


¿Ya has encontrado algún hermano de alma, Ian? Me parece que un hermano de alma se basa en algunos puntos comunes y mucha fe recíproca. Echa un vistazo.. ¿Y? Cuéntame, sobri, que las cosas especiales hay que compartirlas todavía más que el resto.

Alé, a cascarla que se está acabando el cumple. Voy a colgar ¡tu primer regalo!





No hay comentarios: