martes, 8 de febrero de 2011

ESE CORPUS... que no me entere yo que pasa hambre!!

En la "Defensa de una Tesis" -y lo pongo así porque me mola el concepto que parece el título de la última peli de Tom Cruise- pueden aparecer historias a cholón, véase: móvil que suena con el himno de algún equipo de fúrgol, señora que dormita sin dignidad, lagrimones de los más cercanos enventualemente -de evento, que no son gente de llorar así porque sí en conciertos de Shakira o al recibir un sms, no que estén cerca por casualidad-, reencuentros insospechados, camaraderías que brotan como setas en el bosque y también, por qué no, vocaciones desaparecidas.


La Tesis de hoy ha sido increíble para algunos, un ovni aterrizando y sodomizando a los terrestres para otros y, para mí, la aparición de una nueva motivación.


Se quejaban el doctorando y el tribunal del Corpus mínimo del que disponemos para elaborar nuestras teorías lingüísticas a partir de una base real, casi estadística, embudo que nos aporte unos datos objetivos mediante los cuales se pueda uno acercar a la lengua con menos miedos, con cero tonterías, con muchas pruebas y un esquema de valores que nos permitan ejercer la docencia desde un punto de vista más práctico y menos tradicional.

Lo he visto claro. Quiero ser "Cazadora de conversaciones". Me voy a comprar una grabadora y voy a registrar toda la lengua que hay por descubrir todavía. Seré ermitaña del idioma. Yo y mi grabadora. Darle vueltas a los usos de "ni que", al modo, a la pragmática, a la voluntad comunicativa del hablante y los procesos de interacción que se originan con ese puto "ni que". En serio.

Unos llevan cazamariposas y otros se arman de ordenadores. El objetivo es registrar y que de ahí otros, con mucho más talento, sigan haciendo su labor. Del trabajo sucio me encargo yo.


Voy a investigar ahora mismo si hay alguna beca o curso para convertirme, oficialmente, en "Cazadora de palabras".


Felicidades al Doctor.

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