martes, 30 de noviembre de 2010

ME ACUERDO (II)

Me acuerdo de una falda que estrenaba en las fiestas de Bellvitge y que acabó chamuscada después de tirar un petardo (me acuerdo de que se llamaba "chino" y era verde y alargado). Me acuerdo de los remordimientos que tuve hasta que se lo conté a mi madre. Me acuerdo de que la falda era tejana, por encima de la rodilla, con ribetes blancos.

Me acuerdo de ver pasar a Elena por debajo de mi casa seguida de sus hermanos como mamá patito y me acuerdo de pensar, ya entonces, que debía ser buena gente.

Me acuerdo de mi huelga de palabras con 12 años, semanas que parecían años, para demostrar lo ofendidísima que estaba con el niño de mis ojos de entonces. Me acuerdo de terminar 8º y de despedirnos en el porche del Pompeu Fabra, como si no hubiera pasado nada, como dos amantes que se lo hubieran dicho todo ya. Me acuerdo del verano horrible que pasé. Me acuerdo de mi cara de sorpresa cuando, pocos años más tarde, me enteré de que había sido padre.

Me acuerdo de la mínima colleja que me dio la profesora de Catalán porque me pilló hablando castellano en su clase. Sobre todo me acuerdo de su frase: "No me esperaba esto de ti, con lo buena que parecías...". Que se preparen los psicólogos que ésta todavía no la tengo superada.

Me acuerdo de mi camiseta de Nirvana y mis tejanos negros destrozados. Me acuerdo de la cara de desaprobación de mis familiares cada vez que nos cruzábamos. Me acuerdo de que la llevaba puesta la primera vez que un chico me esperaba a la salida del "insti". Me acuerdo de la vergüenza que sentí. Me acuerdo de que dejé de llevarla en COU (unos dos cursos después).

Me acuerdo de cuando jugaba con mi hermana a darles sustos a mis abuelos que, por entonces, nos cuidaban. Me acuerdo de mi abuela soltando barbaridades por la boca y de mi abuelo, siempre pacifista, proponiéndonos ir a comprar golosinas, dulces, chucherías...

Me acuerdo de cuando mi hermana me dio un bocado en el brazo para demostrarme quién era la más tozuda y me atravesó la piel del antebrazo con los incisivos. Me acuerdo de verlo y mirarla. Me acuerdo de que no parecía ella, estaba poseída. También me acuerdo de cuando me tiró manteca con chorizo a la cara empleando la técnica catapulta con la cuchara. Y cuando hizo lo mismo con unos espaguetis (de eso hay material gráfico). No le guardo rencor.

Me acuerdo de cuando mis padres compraron el terreno y me enseñaron, en el coche, los billetes que iban a darle a X. Me acuerdo de flipar tocándolos. Me acuerdo de pensar que nunca había visto ni vería tanto dinero junto.(No me equivoqué). Me acuerdo de llegar al terreno y poner el pie en la única superfície plana de todo lo que mi padre llamaba "nuestro". Me acuerdo de las ganas de llorar mientras veía la jungla y me abría paso en ella. Me acuerdo de gritar como un animalico al descubrir una serpiente en la hoguera que, quién sabe quién, había dejado allí. Me acuerdo de cómo mi padre la mató con lo primero que pilló. Me acuerdo de su cara sin miedo, como si estuviera acostumbrado a hacer eso todos los días.

Me acuerdo de los dientes de aquel chico que se ofrecía a llevarme siempre en moto. Me acuerdo de mi padre blasfemando por mi ocurrencia. Me acuerdo de Juan Carlos pero nunca más se supo de él después de aquél verano.

Me acuerdo de cuando llegó el Tronco.

Me acuerdo de lo seria que me parecía la vida de adulta y de que imaginaba que nunca podría tener algo parecido.

1 comentario:

Cristina dijo...

Si te acuerdas más hondo, llegarás a conocerte mejor a ti misma. Hay cosas que no te gustarán, te advierto, pero igual pones en orden y en paz algunos nudos.

Un besito, preciosa, por cierto, lo de la cena del 4 me lo estoy pensando. Llamaré a la Gazmoña para quedar con ella antes. Ya os diré.