viernes, 11 de junio de 2010

NO QUIERO SABER...

No quiero que me cuenten según qué cosas:

- no quiero saber con quién te acuestas ni con quién te levantas. Tampoco si el quién es igual al cero.

- no quiero saber cómo has dormido básicamente porque ninguno querría entrar en el por qué has dormido así.

- no quiero saber la pasta que ganas (o no) ni en dónde la inviertes (o para qué la guardas). Cuestiones tan personales deben resolverse en la intimidad y mantenerse de cara al público más de un mes siendo generosa.

- no quiero saber cuál es el motivo de tu malestar. Es tuyo y yo tengo los míos... No puede salir algo bueno de tanta ignorancia.

- no quiero saber por qué hay tantos balones fuera. Será que ha empezado el Mundial y con eso ya me basta.

- no quiero saber qué esconde el silencio.

- no quiero saber cómo voy a dormir esta noche. Que sea lo que tenga que ser, que pa eso estamos aquí y de eso va todo, no?

- no quiero saber si mañana veré lo mismo o cambiará el paisaje. Si ni los Hombres del Tiempo se aclaran, ¿de verdad yo tengo que preocuparme por la meteorología futura? Bah. Nunca se sabe, por eso hay que arriesgar siempre.

- no quiero saber qué significan mis sueños, ni mis desvelos. Eso se quedaría entre Freud y yo en el supuesto caso en que me apeteciera desentrañar la madeja. Que la alternancia insomnio con sueño profundo en fase REM no le interesa a nadie así que menos todavía el por qué de todo.

- no quiero saber qué será de mí en el futuro. No pienso donar mi mano a la adivinación. La gracia está en ir viéndolo llegar y disfrutarlo.

- no quiero saber de dónde viene la indecisión. Ni la mía ni la de nadie... Aunque sea puta. Calla más el diablo por diablo que por cojo. Pues sí.

- no quiero saber si me voy a arrepentir en dos minutos. Ya veremos. No lo creo. Cuando el río suena... buena sombra le cobija.

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