Cuando hablamos con otras personas a menudo aparecen frases de roja directa. No es que vaya uno por el mundo disfrazado de árbitro sino que hay quien abre la boca y se gana la expulsión. A veces también hay que pitar penalty y devolver la gracia, o la poca gracia, al bocarrón culpable de una entrada memorable por estúpida o por agresiva o por lo que sea, pero merecida.
Esa perla incomprensible que lanza B:
- ¡Hombre! Hace casi un año que no me llamas!!!
Y A lo flipa porque hace el mismo tiempo que no recibe llamadas de B... ¡qué cosas, ¿no?!!
Ante la frase "Ayer estuve en el gimnasio... Tengo agujetas" ese otro suelta: ¿¡De qué será!? con mal rollo, fuera de lugar, sin venir a cuento.
En un momento de proximidad física entre dos personas, con sus carícias en el pelo, sus sonrisas de medio lado, sus tonterías babosianas y etc. el otro pregunta:
- ¿Dónde vives?
- Mmmm... cerca de X, a dos minutos, muy céntrico. Es un pisazo la verdad. ¿Y tú?
- En Z. Vivo con mis padres.
Y así podría seguir ejemplo tras otro hasta el infinito y por eso voy a tomarme la licencia de ir rehaciendo este post conforme se me vayan apareciendo las frases de mierda que han conseguido que el partido se haya transformado en pachanguilla.
1 comentario:
Muy bueno... esta conversación me suena!
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