jueves, 26 de febrero de 2009

ROMPEPISTAS




Hubo una época en que yo no era quien soy. En aquel tiempo era otro, y respondía a otro nombre. O quizás no es que fuese otro; quizás es sólo que tenía diecisiete años, y los diecisiete son un planeta distinto. Un mundo extraño donde las cosas se hacen de otro modo, de un modo que no puedes juzgar con instrumental de hoy.

Es curioso de lo que te acuerdas con el tiempo, pero también de lo que te olvidas. En aquella otra época en la que yo no era quien soy hoy, me llamaban de otra manera. No he pensado en el nombre que utilizaba entonces en mucho tiempo; de algún modo me las arreglé para perderlo, tirarlo a la papelera, meterlo en el bolsillo de una chaqueta que no quería volver a ponerme. Perdí mi nombre sin saber cómo, sin darme cuenta, y no me importaba hasta hoy, que me ha vuelto a importar.

Ha sido el entierro. La culpa es del entierro.

Échale la culpa a boogie.

Hacía años que tampoco decía esta frase, que antes, en otra época, en otra lugar, decía todo el tiempo.

Échale la culpa a boogie.


Rompepistas, Kiko Amat.

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