jueves, 12 de marzo de 2009

EL OÍDO (cocina)

La prueba irrefutable de que el sonido solo existe si lo quieres oír la calzan mis pinreles.
A pesar de recorrer todas las habitaciones con un taconeo continuo –qué perrería, qué cosas, hoy no me apetece levitar- el Rey pregunta al rato, en voz alta y retórica, si estoy entre estas doce paredes. ¿Han aprendido los zapatos a andar solos?

Aparece por el pasillo con algo en la mano y proclama mirando al suelo.
- Yo no tengo hambre, ¿y tú?
- ¿Me habré desdoblado y mi otro yo está tumbado en el parqué? ¿Me habrá confundido con esa pelusa? Yo, sí.
- Bueno, pues comemos en un rato entonces –y se abre un turrón de chocolate con almendras que engulle en un santiamén.

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