lunes, 26 de enero de 2009

DIME





Dime de qué tienes miedo, joder, dímelo. No me vengas con tonterías, no me sueltes una excusa de mierda que nos conocemos... ¿Tú te crees que es normal? Pero, vamos a ver, ¿de qué vas? No mientas, ni a mí ni a nadie. Especialmente no te mientas, coño, que sólo vas a perder el tiempo. Mírate, ¿esto es lo que quieres? ¡Anda ya! No te lo crees ni tú... Haz algo, lo que sea, no te quedes callada con cara de estar pensando en algo súper importante, no postpongas más el momento por chuminadas, no vale el hoy estoy cansada, es que está lloviendo, esto ya no lo levanto, soy un truño y memeces varias. Aquí lo importante eres tú y si no te soportas... mal vamos. ¿Cómo lo memorizas? Y yo qué sé, por mí como si te lo tatúas en la puta frente hasta que aprendas, porque eso es lo que tienes que hacer: aprender. Y me la pela si ya lo has intentado por hache y por be, ¡no ha servido!, así que busca otra manera hasta que salga. Y no, no se te ocurra decirme que así sólo te presiono más, que ya tienes tú suficiente con lo tuyo como para que ahora yo me ponga tocahuevos. Te jodes, ¿para qué me quieres si no? ¿para qué coño me preguntas si no quieres oír lo que tengo que decirte? Y digo tengo porque no me queda otra opción, por algo me llaman voz de la conciencia, voz interior, ¡porque hablo! Desde adentro y a destiempo según tu opinión. Venga sí, flípate ya del todo y dime que estás de la pinza, que oyes voces y piensas en dolby surround, a otro perro con ese hueso. Ya me conozco tus tretas... Ahora te emperras en que te quiero cambiar y ¡claro que te quiero cambiar! Pero no es por capricho, es porque tú también quieres, aunque te dé por el culo reconocerlo y si no, dime, ¿por qué cojones te pasas el día preguntándome y pidiéndome a mí explicaciones? Porque tienes miedo, porque sabes que tienes que dar otra vuelta más a esta tuerca que se te ha cruzado, ¿y qué huevos importa que sea la primera y que sea una de las más importantes? Mira, guapa, no me marees más. Mi única función es ponerte a prueba, mostrate lo que tú misma me enseñas así que no es que yo quiera putearte y darte lecciones sino que tú misma lo has dicho y yo te lo repito. Así no vamos bien... Si yo soy tú y tú eres yo, ¿a qué viene esto de cabrearte y decirme que me calle? ¿No ves que así te estás prohibiendo hablar? ¿Ya estás cansada? ¿Es eso? Yo he visto de todo en este mundo -sí, ya sabes, trabajo a media jornada como conciencia individual y por la tarde hago clases de conciencia colectiva- y no serás tú la que me achante. Me la trae floja si es difícil lo que tienes en mente, si has tenido un día duro o no has pegado ojo esta noche o no sé quién te ha dicho X o X pasa de ti. Tú misma. Te lo has buscado tú solita. ¿Verdad que comes cuando te ruge el estómago? Pues haz lo mismo cuando yo aparezco porque yo también soy una señal de alarma y, no sé si te has dado cuenta, deberías oírme y dejar de tragarte todas esas mierdas televisadas que te enchufas para no pensar, que pareces tonta, ¿te da la sensación de haberme perdido? ¿No? Pues por algo será, lerda. Me voy a poner en plan madre y te lo voy a decir: Es la última vez que me ordenas que me calle porque la próxima desaparezco y a ver qué haces tú solita. ¡Pringá!

Ahora, princesita, si no te ha quedado claro, lo vuelves a leer. Y no me lo tomes en cuenta, mujer, que es mi trabajo, no es que me ponga a mil verte tropezar... Ánimo, pequeña, que cada vez estás más cerca de conseguirlo.

No hay comentarios: