miércoles, 28 de noviembre de 2007

HOW TO DISAPPEAR COMPLETELY


That there
That's not me
I go
Where I please
I walk through walls
I float down the Liffey
I'm not here
This isn't happening
I'm not here
I'm not here

In a little while
I'll be gone
The moment's already passed
Yeah it's gone
And I'm not here
This isn't happening
I'm not here
I'm not here

Strobe lights and blown speakers
Fireworks and hurricanes
I'm not here
This isn't happening
I'm not here
I'm not here

RADIOHEAD "How to disappear completely"


Estoy aquí, vaya que sí, y además con internet milagrosamente conectado. Ni mucho ni poco. Tranquila. Diez velas de nueve horas. Ocho hasta que me tenga que levantar. Siete de curro. Seis pensándome poco productiva. Cinco lidiando con el toro y "Suspiros de España" en la cabeza. Cuatro minutos hasta dejar de aporrear el teclado. Tres deseos. Dos canciones de Radiohead. Un cigarro para terminar.

Calma y calma y luces y lo que me he reído con el hombre rancio, la rubia, el hombre de la patata negra y la Rocío Jurado pratense con flequillo rizao y sin raíces. Irme a dormir con la sonrisa puesta y sin pijama -estos cabrones con la calefacción a mil por hora, como si fuera verano, hidepús....- Y otro día lo dedico a los aplausos que os mereceis todos por lo que me cuidasteis y me disteis por el culo ayer... No perdonaré la puta cancioncilla que suena en mi cabeza y que acaba con "te desean tus amigos de Parchís", ¡¡¡ que ya la vida es dura de por sí !!! Y con ese estribillo a roncar. Ad astra per aspera.

ORIENTE



Angélica y la Gazmoña hablaban hoy de Gun Kun Chun, el nuevo ídolo de masas, el hombre que es capaz de repetir sin variar la posición de los músculos de su cara todo lo que ellas dicen. Lleva tres días entre nosotros. Escaso tiempo pero intenso, muy sudado y muy sufrido. Adoptado desde el primer momento y querido al mismo tiempo, aunque sólo sea por las risas que nos echamos luego explicando sus primeros pasos en nuestro mundo occidental.

- Hola, ¿qué tal?

- Holaquetal –dice recolocándose las gafas.

- Bien, gracias, ¿cómo te llamas?

- Bienglaciacomotellamasse? – sonríe.

- Yo me llamo Angélica, ¿y tú?

- Yo me llamo Angélica, ¿Y tú? –sigue sonriendo

- No, no , Gun Kun Chun, YO me llamo Angélica

- No, no, Chun Glun Cun

- ¡¡Para, paraaaa!!! Vamos a ver... Más básico. YO –señalándose con el dedo- Angélica.

- Yo Angélica –se mira el dedo sin decidirse a usarlo.

- Nooo... No me suplantes la identidad, hombre, no... Angelicooo...

- Angelicooo –marca todo lo que puede lo que él supone un tipo de acento

- No, no... joder.... –la rubia se ríe sin perder la fe.

- Jodere

- No, coño, no –“cómo la estoy cagando... esto es un bucle sin salida”

- Nocoñono

- Me cago en la ostia, ¡deja de repetir!

Silencio. Es chino pero entiende de gestos y la princesita tiene un tic nervioso en el labio superior y parpadea ostensiblemente. Respira. Plan B.

- Voy a escribir tu nombre. Ya sé que no tienes ni idea de qué te estoy diciendo pero no te preocupes lo más mínimo que tenemos dos horas por delante y yo me voy de aquí muertecita pero profesional ante todo. Mira, chino, mira...

El chino ve su nombre en la pizarra, junto al de su profesora. Se le nublan los ojos.

- Vamos a probarlo otra vez, a ver si evitamos el suicidio... Te llamas Gun Kun Chun.

- Te llamas Gun Kun Chun.

- ¡Sí! O sea no, pero lo has pillao un poquito... venga, va, guapetón, que tú puedes... Gun Kun Chun es tu NOMBRE.

- Moment.

- ¡La puta! ¡Ahora hablas!

El chino, criaturita, se saca una de esas minimáquinas parlantes y apunta...

- Sistema fonético.

- ¿Sistema fonético? Sabrás tú de sistemas fonéticos si no sabes ni cómo te llamas... aissshhh.... Mira, Gun Kun Chun.

Él sigue mirando la pantalla de su ordenador.

- Gun Kun Chun...

Nada.

- ¡Gun Kun Chun! ¡Niño!

Él mira a la rubia y pone cara de susto.

- Tú Gun Kun Chun. Yo Angélica.

- Yo Angélica.

- No, YO Gun Kun Chun.

- Yo Cuchuflun.

- YO.

Él vuelve a su ordenador desesperado y se le ilumina la cara aunque calla.

- ¿Ya? ¿Ahora? Gracias pues a la tecnología... Yo Angélica, ¿y tú?

- Yo Ton

- ¿Ton? ¿Te llamas Ton? Repite, hijo mío: Me llamo Ton

- Yo Ton.

- Pues ale, salao, pa ti la perra chica.

Pienso en todos esos momentos. Clistina preguntó, preocupada “¿Por qué TAMARA?” Y nosotras flipando... “Pues... Tamara... no sé, porque les gustaría el nombre a sus padres..” Aquél otro, no recuerdo su nombre, que después de ver “Mar adentro” resumió el argumento diciendo que iba de un hombre que estaba en estado verdura. Se mostraba sorprendida por la ignorancia de los españoles una japonesa: Los ancianos por la calle dicen a mí ven aquí, chinita, ven aquí. O Ayaka “me duelen las chuletas”, tocándose las costillas.

Qué pensará el mundo oriental de nosotros y cuántas risas a nuestra costa. Y viceversa.

lunes, 26 de noviembre de 2007

SUMA Y SIGUE

Acepto lo de sumar años a mi espalda con los mismos recursos que gasto cuando veo que pasan las horas y no me duermo; un día me hago la valiente y aprovecho la noche, otro dibujo a Dolly en las arrugas de mi jeto y mato el rato lanzándole dardos, otro cogiéndome una Wolldamm y bebiéndomela de un trago...

De peque disfrutaba ese día. Elegía el menú y la cena, podía ver la tele todo lo que quisiera, me liberaban de las tareas domésticas... era la reina de casa. Lo que peor llevaba era lo de recibir regalos. Me gustara o no siempre ponía cara de pócker y toda la familia se unía -pa eso sí, cabrones- y preguntaba al infinito ¿Te gusta? ¿De verdad? Y nunca se me ha dado bien mentir.

En realidad mi madre era la culpable de mi estado de shock perpétuo. Escondía los regalos y ataba un hilo a cada uno de ellos y ponía tarjetitas para orientarme que tenía que leer en voz alta -qué didáctica, la jodía- así que me podía pasar horas dale que dale, subiéndome a una silla para regristar la parte alta de las estanterías y armarios, desentrañando madejas de lana, hasta reunir todo el botín de guerra en el comedor.

Me acuerdo de un año en que yo había pedido una biciclete. Tenía una pequeña, con la que había aprendido a hacer el kamikaze en los descampados con mis vecinos -skins en potencia- y de tantas ostias y de tantos charcos estaba que se caía a pedazos. Al salir del lavabo grande en el que había esperado a que mi madre terminara de montar su chiringuito vi, al otro lado del pasillo, la silueta inconfundible de ¡mi nueva bici! y salí corriendo rompiendo contra mi cuerpo infantil todo el laberinto de hilos cual vencedor en la maratón o político inaugurando una obra. Mi madre no movió ni una pestaña cuando quité el papel de regalo y me encontré con mi bici vieja... pero limpia. Creo que nunca he tenido las córneas tan abiertas.

- Cariño... ¿te gusta?
- Sí
- ¿De verdad?
- Sí
- Es que no tenemos mucho dinero... ya sabes que el papa ha cambiado de trabajo y... Bueno, pero no pongas esa cara que te hemos comprado algunos detallitos... Venga, a ver si te gustan.

Tuvo la decencia de evitarme la penosa búsqueda y me dejó seis paquetitos en la mesita del comedor. Despegaba el celo con una angustia tremenda. Unos pendientes. "Somos pobres". Un par de libros. "Estudiaré y conseguiré sacar a esta familia adelante". Un despertador. "¿Será una indirecta para que trabaje? ¿Pueden trabajar los niños?" Una regla metálica. "¿Y si no consigo aprobar el examen de matemáticas?" Una caja de lápices Alpino. "Dios mío, no los gastaré nunca". Unos calcetines. "Somos muy pobres".

Se me caían las mocos pero intentaba sonreír y mi madre se partía la caja de risa con mi mueca estúpida. De camino a mi antiguo refugio, el lavabo pequeño, me pidió que fuera al recibidor a abrir a mis abuelos. "Y ahora el pijama oriental y la bufanda en la que mi abuela se ha dejado la poca vista que tiene" Pero no, claro, lo que estaba allí era mi bici nueva, preciosa y gigante. Qué hija de puta mi madre. Y luego dice que no tiene culpa de mis traumas.

sábado, 24 de noviembre de 2007

UN AÑO ATRÁS

Vivo en el centro, en un edificio antiguo reformado con muchísimas escaleras que subir hasta el falso sexto que es mi casa. Uso el ascensor como mínimo dos veces al día.
A las 08.40h. suelo encontrarme con la señora de la limpieza que casi siempre ignora mi saludo (y yo se lo perdono porque la he visto manejar con profesionalidad el flis anticucarachas y es mi ídola más cercana).

Por la tarde, a partir de las 18h. de vuelta a casa, con las bolsas de la compra y la cabeza en mil sitios, mi portal es un poco la estación de metro: gente con cara de ir al abogado del 2º o al dentista del 3º, hombres de incógnito que han decidido superar traumas peliagudos en el centro de depilación del 1º, músicos que ensayan en el 7º...

Se puede saber fácilmente quién es novato. La puerta de entrada a la ratonera se abre, a un lado el espejo, a otro una segunda portezuela, en frente el panel de botones fluorescentes. Esas caras de susto cuando las puertas se cierran con un chasquido amenzante, los que siguen frente a la puerta por la que han entrado creyendo que será la de salida, los que buscan en mi cara una explicación al ruido de matadero en funcionamiento mientras subimos...

La vida dentro de la máquina me produce a veces una curiosidad no resuelta (demasiados se bajan en el segundo y me quedo sin saber si el testigo se presentará al juicio o no...) y otras veces un sopor invencible (típica abuela dando el parte meteorológico).Ayer, casi las 19h., nos reflejamos en el espejo dos chicos con pinta de paletas y yo. Se parten de risa, huele a porro, hablan de las chicas, que no saben lo que quieren. Sólo vamos por el 2º. Pregúntale, a ver si ella lo sabe. 3º. Risas. 4º. Miro el último sms de mi móvil. Oye, perdona, ¿te puedo preguntar algo? 5º .¿Tú sabes lo que quieres? 6º. Sí, que paren las obras del 7º, o por lo menos que no empiecen antes de las ocho... Concedido, dice uno, ¿y qué más?

Cierro la puerta y sigo mentalmente haciendo una lista de pequeños deseos:
- No trabajar mañana.
- Comer algo con queso.
- Que la calefacción caliente pronto la habitación.
- Darme una ducha.
- Ver "Perdidos" (2ª T.) ahora mismo en el ordenador y debatirme entre Jack, Sawyer y Sayid.
- Dormir, dormir, dormir...
- Despertarme en un rato a tu lado, olerte la espalda, besarte algún lunar, meter los dedos en tu pelo, comprobar la temperatura de tus orejas, escuchar tu respiración, besarte detrás del lóbulo espirando aire caliente, verte salir del sueño, formarme poco a poco en tu mirada, una palma de 22 centímetros quitándome el pelo de la cara, oír cómo dices mi niña...contarte siete dedos de boca.

MORRIÑA

La morriña aparece en cualquier momento. No hablo de la modorra catalana sino de la sensación de nostalgia que huele a tierra mojada, a casa, a gestos familiares repetidos, a fotos de cuando éramos chiquis y no queríamos. Se estaba bien entonces. Mejor de lo que pensaba.
Esta mañana me he despertado y han sucedido dos cosas. La primera es que he escuchado cómo alguien preparaba café. Metódicamente. Giro de la tapa, cuchara que adivino hundiéndose para luego volcarse en la taza, dos golpecitos secos para vaciarla del todo, tapa que se gira y choque entre los otros botes de la repisa. Y me he acordado del ruido de mi madre por las mañanas haciéndose el café, yendo al lavabo con el primer cigarro del día, y vuelta a la cocina a preparar nuestros colacaos.

- Jodeerr, te he dicho que no lo muevas, que me gustan los grumos
- Vete a la mierda, has tardado tanto en ducharte que se ha puesto así. Tonta.
Después hay quien se pregunta de dónde he sacado eso de hablar soltando tacos desde el cariño.

La segunda es que la alarma ha sonado por tercera vez y yo estaba con los ojos puestos en el azul de la pared hasta que me he dado cuenta de que estaba en mi habitación. A la cuarta vez que ha
chirriado el móvil me he girado buscando tu espalda y me he encontrado con el respirar fuerte de una fémina amiga. Choff. Es viernes, llego tarde, tengo que poner un examen, no me da tiempo a ducharme, vamos a terminar a lo grande la semana. Todavía puede empeorar. Vamos allá, a ver si lo consigues. En el metro no era la única que no había pasado por el baño y era tal el calor, la asfixia, que he desistido de mi intento de cogerme a alguna barra y he cerrado los ojos.

- ¿Te imaginas dentro de 10 años?
- Sí, tía, en el 2000 tendremos 21 años y cogeremos el metro todos los días para ir a la uni y a trabajar y cuando volvamos a casa estará nuestro churri haciendo la cena
- Y veremos la tele comentando el día
- Sí, y nos dormiremos en el sofá
- Buah, yo pienso tener la casa llena de mantas para los sofás
- Yo también y mi novio será músico y tocará la guitarra o el piano y cantará para que me duerma y me hará el desayuno los fines de semana
- Y tendremos un perro

Susana, fan de los New Kids on the Block, un domingo tarde cualquiera. Quién iba a suponer que, a estas alturas (en dos días 28) la realidad iba a ser tan diferente. Un piso -compra o alquiler- se llevaría el total de mi sueldo. Vivir sola es una utopía y empieza a serlo para dos también. Necesitas tener un contrato decente, un aval, unos 8000 leuros iniciales, mucha suerte y toneladas de paciencia. Lo de las mantas sí lo he cumplido, yo que no tengo ni sofá. Lo del churri haciendo la cena es más de Sensación de Vivir o peli de Antena 3 el domingo por la tarde y se hizo evidente pronto . Yo tampoco tengo el pepe para farolillos. Y lo del perro... Con lo que cuesta el pan, la leche y los demás alimentos de primera necesidad, con lo que arrastro los pies últimamente, con lo poquito que me cuido, con los pocos momentos en los que consigo dejar de tener la mandíbula en tensión, con todo lo que tengo que esforzarme por ser persona no ladradora sino perrillo echando cabezadas...

Gracias por adelantado por el salmón con jamón al horno.

martes, 13 de noviembre de 2007

ENTRE PUTOS SUSPENSIVOS


Si me levanto triste o con un cruce de cables dejo automáticamente de producir sonidos. Se me quedan hechos una bola en la boca. Los mastico. Bebo agua. Me esfuerzo por tragar. Me duelen las encías.
Y en un plis se me pone el mundo del revés o yo bocabajo.

Frases que nunca escuché:
te quiero bien
si se cumplieran las promesas te prometería lo imposible
duermo mejor cuando me despierto contigo
eres la mejor de mis utopías.

Leyendo textos ajenos (y dale que dale) me encuentro con la emoción de la que no dispongo. ¿Por qué no podemos decir lo mismo? ¿Cuándo he dejado de plantarle pestañas a la vida? Hace un par de días o de semanas. no sé. el tiempo es una convención más. ¿verdad? y eso tampoco me salva.
Rápido. vacío. desubicando. ¿dónde están las fronteras? ¿a partir de qué paso empezar a preocuparme? aleatorio lo impersonal y el ego.
Palabras que dije y sonaron a hueco eco eco eco
Intento, siempre, decir la verdad
Creo en ti
Quiero estar a solas, necesito encontrarme un poco... Te echaré de menos.


“O nos comemos el mundo o nos vamos a quedar con hambre” (entre putos suspensivos, escandar o tayler durden)